EN MARCHA LA CUARTA TRANSFORMACON
Jairo A. Tell
No pocos son los problemas y las trabas que ha enfrentado y seguirá enfrentando, (por lo que se ve) el nuevo gobierno, y es que sus detractores y malquerientes no desaprovechan ni la menor oportunidad para puntualizar en sus fallas y desaciertos. Una cosa es muy cierta, el nuevo gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha logrado más en los escasos dos meses de su gobierno que otros presidentes en el pasado reciente, algunos de ellos pecaron flagrantemente por acción, inacción u omisión y en muchos de los casos mostraron su real careta una vez conseguido el objetivo de estar en la silla presidencial.
Son por lo menos 36 años los que ahora cobran factura a la sociedad en pleno debido a que se desatendieron asuntos medulares o se hizo caso omiso a las evidentes señales de que algo andaba mal. Por negligencia o por ineptitud se dejaron crecer todo tipo de conductas antisociales, se privilegió la corrupción y la impunidad que hoy lastima y lacera a la sociedad, convirtiéndose en un pesado lastre del que no podemos desprendernos. En las altas esferas del gobierno y en sus tras niveles la constante fue sin duda la corrupción, la impunidad, el nepotismo y la manipulación y ocultamiento de la información. Diversas manifestaciones del crimen organizado sentaron sus reales en distintas regiones del país y lo que en un principio hubiera sido fácil de erradicar tan solo con un poco de voluntad, se fue convirtiendo en una gran bola de nieve que en el momento actual se antoja difícil de combatir y por lo tanto difícil de erradicar.
Por otra parte, políticos de todas las expresiones prefirieron vivir cómodamente del presupuesto, asegurando con ello un patrimonio que solucionaría la vida hasta por lo menos la 5ª. Generación de su estirpe, merced al saqueo y posterior traslado a paraísos fiscales de la riqueza mal habida. Lugares donde el endeble brazo de la ley no pudiera echarles el guante. Pero también los grandes medios de información son culpables por haberse coludido con esos obscuros personajes para hacer jugosos negocios al amparo del poder público. Es precisamente ahora cuando les está doliendo el que se les levante la canasta pues ya no recibirán las jugosas dietas a que estaban acostumbrados, es precisamente ahora cuando se cae a pedazos la enorme estructura delincuencial construida ex profeso para continuar con el saqueo al país.
En otro orden de ideas, no necesariamente se debe estar de acuerdo con las acciones del nuevo gobierno, pero el hartazgo nos ha empujado a ello. ¿Quiénes eran los beneficiarios de tanta corrupción?, seguramente es un secreto a voces, pues no hay más que encender el televisor, sintonizar la radio o abrir el periódico para darnos cuenta de la información torcida y tergiversada que presentan los comunicadores y pseudoperiodistas de los grandes medios. Cierto es, que el huachicoleo data de tiempos pretéritos, pero también es cierto que no se hizo nada por contenerlo, es más, se consintió y se protegió desde las altas estructuras del gobierno. Por ahora muchos de los antes poderosos que viven en la opulencia tratan de acomodarse a los nuevos tiempos para procurarse aunque sea magros beneficios en su nueva relación con el Gobierno Morenista.
Titánica tarea le espera a este nuevo gobierno, toda vez que los intereses creados se resisten a desaparecer o modificarse. Por ahora debe enfocarse en el asunto fundamental del abasto de combustible para que no se le salga de las manos el control de la economía, muy plausible por cierto, el que no se les avise ni se les dé señales a los malhechores de cuál será la próxima acción o estrategia gubernamental para que se confíen y se les pueda agarrar como dice mi abuela con las manos en la masa. Muchos son los escépticos en que el gobierno de López Obrador está llevando a buen puerto a la nación, pero seamos honestos ¿Cuántos de ellos se empeñan en ver la paja en el ojo ajeno y en poner piedritas en el camino?. Ni hablar, resistir los embates de la contra para lograr los objetivos propuestos.