Riesgo No Percibido: La Dependencia Energética

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Foto: Archivo

RIESGO NO PERCIBIDO: LA

DEPENDENCIA ENERGÉTICA

HASTA LA GASOLINA ROBADA ERA COMPRADA EN USA

La tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, donde cerca de cien familias quedaron sumidas en el luto, por las muertes ocasionadas tras la explosión de combustible derramado por una toma clandestina, más los problemas prevalecientes en el abasto de gasolinas, han acaparado la atención de los mexicanos en las últimas semanas.

Fueron y son acontecimientos de gran magnitud, merecedores del interés y las preocupaciones de la opinión pública nacional, y por lo mismo no han permitido reflexionar sobre otro aspecto grave, creciente y riesgoso para el país: la enorme dependencia energética de México de la producción de combustibles en los Estados Unidos. Y más cuando la vecina nación tiene como presidente a un hombre ignorante, voluble, torpe, impredecible, xenófobo, ultraderechista y antimexicano.

Los especialistas en el tema consideran inconveniente para una nación todo tipo de dependencia del extranjero, pero más riesgosa aún son la alimentaria y la energética, justamente las dos desventajas del México actual. El anterior gobierno federal desmanteló la industria petrolera, como parte de la estrategia entreguista de privatizar a Petróleos Mexicanos (Pemex). Dejó caer la producción y elevó las importaciones.

No le fue posible malbaratar a la entonces empresa pública descentralizada, ahora empresa productiva del Estado, pero una intencional y equivocada política en la materia más las medidas específicas destinadas a debilitarla fueron exitosas en contra de los intereses de la nación, desafortunadamente, como la privatización de las reservas del crudo.

Cayeron la producción de petróleo y los volúmenes de refinación, inclusive las refinerías no ocuparon ni siquiera el 40 por ciento de su capacidad instalada, mientras las importaciones de gasolinas subieron de 358 mil barriles diarios en 2013 a más de 700 mil en estos momentos. Más del 80 por ciento de la demanda nacional de combustible se satisface con el producido en el vecino país del norte; es decir, las gasolinas  robadas por los “huachicoleros” también eran importadas.

La producción de petróleo bajó de 438 mil barriles diarios en el primer año completo del anterior sexenio a 192 mil en noviembre de 2018. En este preocupante marco inició la lucha contra el robo de gasolinas, cuyas consecuencias las pagan los dueños o conductores de vehículos, y ocurrió la tragedia de Tlahuelilpan, los cuales por su gravedad no ha permitido analizar el fondo del problema de la dependencia energética.

Para entender el riesgo e inconveniencia de la satisfacción del 80 por ciento de la demanda de combustibles con importaciones, nada más es de imaginar las condiciones que se generarían en el país con una decisión del gobierno estadounidense de no vendernos el producto. La insuficiencia de gasolinas en los expendios en los estados del centro de la República es un juego de niños frente a lo que sería el corte del suministro de las que se compran en Estados Unidos.

Así de riesgosa es la situación de México por el desastre intencional a que condujeron a la industria petrolera, sobre lo cual no se reflexiona con suficiencia y profundidad.

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