No debe sorprender lo mal que gobernaron los municipios la casi totalidad de los anteriores alcaldes. Se rodearon de gente improvisada, según se reveló ayer en la Legislatura Local. En las revisión de las cuentas públicas municipales sólo el 28.8 por ciento de los secretarios reunían el perfil para esos cargos.
Apenas el 2.4 por ciento de los tesoreros eran idóneos para sus responsabilidad y de los 125 directores de obras públicas, cargo estratégico para el desarrollo de los pueblos, nada más el 1.6 por ciento reunía condiciones generales para un buen desempeño.
Peor estuvieron los encargados de fomentar el desarrollo económico de los municipios mexiquenses: ni uno sólo debió ocupar esos cargo, porque sencillamente ni idea tenían de lo que eran sus funciones.
Eso fue en 2016, y después de detectarse el grave problema se esperaba que en 2017 la situación mejorara, pero todo siguió igual. Ahora, los nuevos ayuntamientos quedaron legalmente obligados a designar funcionarios con el perfil profesional y experiencia en la materia en cada área a su cargo. Para ello la Legislatura Local reformó la Ley Orgánica Municipal.
