1-El periodista Ciro Gómez Leyva, quien ganó prestigio, respetabilidad y televidentes cuando se enfrentó a la arbitrariedad e ilegalidad de Ricardo Salinas Pliego por lo del ‘Canal 40’, aceleró su proceso de pérdida de credibilidad, al obsesionarse contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Si no rectifica la posición desde la cual informa y analiza al nuevo gobierno, pronto quedará a la altura de Joaquín López Dóriga, un periodista enriquecido, pero sin credibilidad, ni respetabilidad.
Gómez Leyva se lanzó con todo cuando López Obrador propuso la iniciativa de ley para reducir salarios. Lo acuso de autoritario y de violar la independencia del Poder Judicial Federal. La semana pasada mantuvo una campaña para acusar al mandatario de no preocuparse por la corrupción del Poder Judicial, y advirtió que si no se resuelve esta situación, fracasará la Carta Transformación.
De la corrupción del Poder Judicial (dejó la impresión de que era el Federal), puso como ejemplo casos ocurridos en Jalisco, donde jueces han violado la ley y beneficiado ilegalmente intereses económicos. Después tuvo que reconocer que en era el Poder Judicial, sino el Tribunal Superior de Justicia de ese estado donde había corrución.
2-A muchos analistas políticos serios les sorprende que Juan Guaidó, el autproclamado “presidente encargado de Venezuela”, no le interese desmentir o aclarar lo que está en Wikipedia sobre su persona. Esa plataforma sostiene que en 2006 Guaidó fue reclutada por la CIA y enviado a prepararse en manifestaciones y protestas violentas a Polonia, precisamente en tácticas de agitación y provocación.
La información sigue allí en línea, sin que el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela se tome la molestia de negarla o aceptarla. Eso fortalece la creencia de que se trata de un agente de los intereses imperialistas en su país. Y el hecho de que llamara a una invasión militar de Estados Unidos y pidiera a los militares dar un golpe de estado, deja claro que su posición no es nada democrática.