COORDENADAS PLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LA 4 TRANSFORMACIÓN EXIGE ORGANIZAR A LOS
30 MILLONES QUE LA APOYARON EN LAS URNAS
Desde don Francisco I. Madero no se había conocido en el país una embestida de la derecha contra un nuevo presidente de la República como ocurre ahora con Andrés Manuel López Obrador, especialmente en casi todos los diarios y noticieros electrónicos. En la gestión del coahuilense los grandes medios informativos dispusieron de plena libertad inclusive para calumniar.
Ahora también ejercen esa libertad no sólo sin restricciones, sino también sin contrapesos, porque el mandatario no dispone de los grandes medios informativos, casi todos propiedad de sus adversarios, la plutocracia mexicana y la derecha internacional, y particularmente del capital financiero, como se ha documentado en el espacio de reflexión de “El Espectador”, dedicado a examinar el comportamiento de la prensa.
López Obrador ofrece 5 días de la semana una rueda de prensa en Palacio Nacional, con lo cual contrarresta en parte esa campaña, pero el asedio a su gobierno lo ejerce todo el aparato de dominación ideológica, con apoyo incluso de las agencias e instrumentos del capital financiero mundial, mediante esa especie de sicariato representada por las consultoras que determinan el grado de inversión de los países, como parte de la estrategia de los centro del poder económico, para someterlos e intimidarlos.
La mejor prueba de esta conducta facciosa de las calificadoras se evidenció en el caso de la deuda de Petróleos Mexicanos. Esa empresa fue víctima durante décadas de una brutal depredación por directivos corruptos, aliados de empresarios igualmente deshonestos. Y además del daño patrimonial ocasionado por sus autoridades, en los últimos años la ahora “empresa productiva del Estado” sufrió el robo de sus productos, por parte de la delincuencia organizada, con ramificaciones y contubernio de funcionarios de Pemex; es decir, directivos corruptos se coludían con delincuentes tenidos por empresarios honestos y con las células de malhechores pertenecientes a bandas criminales.
Esta situación nunca fue tomada en cuenta por las calificadoras de riesgos. Nunca les preocupó, pero a partir del primero de diciembre del año pasado, cuando comenzó el sexenio de López Obrador y puso en Marcha acciones para combatir la corrupción y ponerle fin al robo de combustibles, que representaba una pérdida anual de 65 mil millones de pesos, y se apoyó con fondos fiscales a la empresa, de inmediato le bajaron la calificación de la deuda.
El simple sentido común indica que las condiciones actuales de Pemex son mucho mejores que las prevalecientes el 30 de noviembre de 2018, cuando las calificadoras mantuvieron su clasificación, mientras ahora la redujeron, como parte del asedio al gobernante con mayor respaldo en las urnas de la historia.
No se requiere de mucha visión para entender que el embate arreciará cuando las acciones de la cuarta transformación afecten más a los intereses ilegítimos de la plutocracia, principalmente cuando el nuevo gobierno corte los vínculos corruptos funcionarios-grandes empresarios, por ello para neutralizarlo los partidos de la alianza “Juntos haremos historia” deben trabajar en la organización de los más de 30 millones de mexicanos que hicieron triunfar a López Obrador.
Dispersos y si piensan que ya cumplieron al votar a favor del tabasqueño ese respaldo se disipará, justo cuando más lo necesita para el logro de los objetivos estratégicos de lópezobradorismo y para frenar a la derecha que no tiene contrapeso.