1-Carlos Salinas de Gortari echó a andar ya su sistema de desinformación y confusión, por medio de periodistas y abogados quienes fueron sus empleados cuando gobernó, y después hizo directivos en los medios informativos que creó, para desvanecer la sospecha de que él fue quien ordenó la ejecución de Luís Dolando Colosio Murrieta. Todo, con el fin de reforzar la idea de que efectivamente Mario Aburto Martínez fue un asesino solitario.
Todos sus empleados -enriquecidos y con espacios de opinión en diferentes medios- están opinando y escribiendo columnas en diarios para insistir en que no hay pruebas de que el asesinato de Colosio haya sido producto de una conspiración. En esta estrategia sus incondicionales en lo medios se citan; es decir, narran unos y otros lo que sobre el tema escribieron sus amigos, amigos todos de Salinas.
2-La idea generalizada de que la ejecución de Luís Donaldo Colosio Murrieta fue un crimen de estado; es decir, ordenado desde la cúpula del poder no es producto de la imaginación, como lo sostienen los abogados de Salinas y sus incondicionales bien arraigados en los grandes medios informativos; al contrario, la investigación dejó puntos sin aclarar que robustecen esa sospecha. Entre esos aspectos oscuros destacan: 1-La entonces directora del hospital general de Tijuana informó a los medios informativos que el candidato presidencial del PRI murió por dos heridas de balas de distintos diámetros; 2-Dos mujeres declararon a una reportera del noticiero “24 Horas” que vieron disparar a dos jóvenes (nunca fueron llamadas a declarar, ni se sabe más de ellas).
3-Mario Aburto no fue detenido por el equipo de seguridad del candidato presidencial del PRI, que eran cientos, sino por Vicente Mayoral y su hijo, Rodolfo Mayoral, cuando ya huía sin que los escoltas del candidato los detuvieran (esa circunstancia, la cual acreditaron en su proceso penal, les permitió quedar libres después de estar encarcelados por participar en la conspiración para asesinar a Colosio); 4-Ninguno de los miembros del equipo de seguridad del sonorense vio a Mario Aburto dispararle al candidato. En sus declaraciones dijeron que estaban realizando determinadas tareas, pero no estaban de frente en el ataque mortal. Los vídeos inspeccionados judicialmente en el proceso penal contra Aburto evidencian que todos estaban de frente al agresor.
Está igualmente otra circunstancia que apunta al complot, pero podría tratarse sólo de coincidencia: la ejecución de 15 policías que estuvieron en el lugar de los hechos o participaron en las distintas fases de las investigaciones, incluyendo a un mando de la policía municipal.
