1-No será fácil para Elba Esther Gordillo recuperar el liderazgo del SNTE, del cual forma parte la CNTE, que no es un sindicato, sino disidencia, pero encabeza las secciones de Oaxaca y Ciudad de México. Los conocedores de las cuestiones internas del magisterio federal aseveran que la ex lideresa “vitalicia” no tiene ya ascendencia suficiente como para ganar una elección directa con voto universal y secreto, porque el actual grupo en el poder tiene mucho control sobre las bases. Y una elección mediante el método de delegados, como se acostumbra, tampoco la ganaría.
2-En todo caso, el SNTE quedará dividido en tres, con su consiguiente debilitamiento: la mayoría, la CNTE y los seguidores de Elba Esther Gordillo. En esa elección estará a prueba también el respaldo que tiene la CNTE entre el magisterio nacional; es decir, entre todos los maestros del país, porque seguramente presentará candidato.
Por lo pronto, critican al presidente Andrés Manuel López Obrador por no frenar las ambiciones de Gordillo. La verdad es que la ex dirigente “vitalicia” tiene derecho a participar en la lucha por el mando del SNTE: no está jubilada, aunque debería estarlo, son muchos los años que lleva en el servicio.
Sería bueno saber cómo es que mantiene su plaza magisterial sin no da clases, ni desarrolla actividades administrativas en la SEP.