UNIFORMIDAD Y POBRE CONTENIDO DE LA PRENSA
LOCAL, PARTICULARMENTE DE LA NO COTIDIANA
MAXIMILIANO CASTILLO R.
Confieso que antes de colaborar con “El Espectador” desconocía la existencia del universo de los medios informativo no cotidianos; es decir, periódicos y revistas semanales, quincenales y mensuales mexiquenses. No imaginaba su elevado número. Por ello, ignoraba también lo relacionado con su contribución o no contribución al ejercicio de los lectores del derecho constitucional a estar bien informados.
En muchas ocasiones hemos reflexionado sobre los problemas de la información difundida por los cotidianos. Desafortunadamente la situación no ha cambiado de manera favorable: los pocos diarios buenos son los mismos de hace años y los malos, también. No se percibe un esfuerzo serio, traducido en el mejoramiento cualitativo de sus periódicos, como si la calidad de la información y el análisis no importara.
Debería preocupar a la comunidad de lectores el encontrar una fórmula que le permita hacer notar su inconformidad por el incumplimiento a la obligación de los diarios de mantenerlos bien informados y orientados sobre la situación del país y del Estado, para hacerlos trabajar más y con mejor calidad.
No obstante, peor está la situación de las publicaciones no diarias, porque a las deficiencias de las diarias, agregan las propias. Dos fallas impiden que estos medios informativos aprovechen su oportunidad de asumir una función relevante en la información de las comunidades; sobre todo, en las regiones, donde aparecen y circulan una vez cada semana, cada quince días o al mes.
Una es la uniformidad de la información, como consecuencia del privilegio otorgado a la publicación de boletines de autoridades municipales, con casos extremos de quienes llenan todas las planas de sus medios con esos comunicados, desde la portada hasta la contraportada, como si en las demarcaciones municipales nada ocurriera fuera de las actividades de los ayuntamientos.
A esta misma causa obedece la otra debilidad de la prensa no diaria: la baja calidad de los contenidos de las publicaciones, porque no hay trabajo de reporteo profesional, ni se notan intentos por resolver este problema, con lo cual se desperdicia el potencial que tiene la llamada prensa regional.
No informan más que de cuanto hacen o dicen hacer los alcaldes, síndicos, regidores y funcionarios municipales de designación, cuando en los municipios y regiones del estado se dan acontecimientos noticiosos importantes, de interés incluso para toda la entidad y deberían ser conocidos por los lectores.
Hay periódicos que circulan en más de un municipio, aun cuando sea sólo en los palacios municipales, sin que los editores reflexionen sobre el hecho de que a sus lectores de una demarcación no les interesa en lo mínimo cuanto hacen las autoridades de las otras, y si a eso añaden la falta de información reporteada, es normal que no tengan lectores, cuando podrían tener muchos, pues cubren áreas del Estado en donde no hay presencia de los diarios editados en Toluca, por ejemplo.
Peor está la situación en materia de análisis: sencillamente no hay, siendo que los lectores de las regiones requieren interpretación, explicación y orientación sobre lo que ocurre en los lugares donde habitan.