*Autoridades no alertaron oportunamente a la población. *Luego suspendieron clases.

La Zona Metropolitana del Valle de Toluca, donde viven más de dos millones de mexiquenses, ha padecido en los últimos días mala calidad del aire, frente a lo cual el gobierno estatal y los municipales de la región guardaron silencio. Sólo después de varios días suspendieron clases el miércoles 15 y jueves 16 de este mes.
No hubo información oportuna y suficiente sobre la situación, ni mucho menos las recomendaciones para que los mexiquenses de esta parte del Estado, particularmente los segmentos más vulnerables, como los niños y los adultos mayores, suspendieran algunas actividades inconvenientes para su salud.
Esta zona resiente alta contaminación durante la mayor parte de los días del período de estiaje, pero en los últimos días el problema se agravó por la mezcla de una serie de factores adversos.
A los contaminantes emitidos cotidianamente a la atmósfera se agregaron ahora numerosos incendios en la periferia del área conurbada, las altas temperaturas y la ausencia de fuertes vientos para dispersar la polución.
De acuerdo con información oficial, accesible sólo a quienes disponen del servicio de Internet, la calidad del aire fue mala en ozono, en partículas suspendidas menores a 10 micras y, lo peor, en partículas suspendida inferiores a 2.5 micras, las más nocivas para la salud, porque dado su dimensión, se introducen fácilmente al organismo por las vías respiratorias. Así llegan a los pulmones y pueden ingresar al torrente sanguíneo.
De acuerdo con especialistas en el tema, si ya de por sí por su tamaño las partículas suspendidas menores a 2.5 micras son peligrosas, esto se agrava por el contenido de las mismas, que en el caso del Valle de Toluca, un alto porcentaje proceden de tierras altamente contaminadas por agroquímicos aplicados en los cultivos.
No sólo fue el Valle de Toluca el contaminado, sino también el de México, donde se ubican los municipios mexiquenses más poblados, pero allá las autoridades, incluyendo las federales, mantuvieron informada a la población del problema, su gravedad y consecuencias.
Dieron orientación y recomendaciones oportunas y suficientes para neutralizar los efectos más perniciosos de la contaminación, mientras en la Zona Metropolitana del Valle de Toluca las autoridades estatales y municipales guardaron silencio.
Procedieron como si el problema no existiera. Hubo por ahí alguna referencia a la situación varios días después de iniciada, pero no mostraron preocupaciones, ni siquiera mantuvieron informados a los mexiquenses de la región de lo que estaba ocurriendo.