Grandes Medios Informativos: Debilitar y Hacer Descarrilar a AMLO

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MANTIENEN GRANDES MEDIOS INFORMATIVOS SU
OBJETIVO: DEBILITAR Y HACER FRACASAR A AMLO
MAXIMILIANO CASTILLO R.

Con cinismo o por creer en la falta de sentido común de los mexicanos, los grandes medios informativos de cobertura nacional, impresos, electrónicos y digitales acusan al presidente Andrés Manuel López Obrador de polarizar a la comunidad nacional y de generar encono, justamente la labor diaria cumplida por sus reporteros, columnistas y conductores de espacios noticiosos y participantes de las mesas de debates.
Lo hemos comentado en otras ocasiones en este mismo especio: desde don Francisco I. Madero ningún presidente de la República había sido víctima de una furibunda andanada de críticas, calumnias, exageración o invención de errores, ocultamiento de logros y de propósitos plausibles, como ocurre ahora con el presidente López Obrador.
En el caso del presidente Madero, la campaña de desprestigio fue mucho más corta, porque esa prensa porfirista contribuyó poderosamente a un rápido aislamiento, a su debilitamiento, derrocamiento y ejecución extrajudicial, mientras en el caso de López Obrador los ataques de la casi totalidad de los medios informativos y la abrumadora mayoría de los periodistas con espacios de opinión va ya para 14 años.
No es casual, ni aislado este comportamiento de la denominada genéricamente “gran prensa”. Sus esfuerzos tienen como finalidad dificultarle al tabasqueño el arranque y consolidación de su régimen. Como parte que son de los grandes intereses económicos propietarios de la riqueza del país, a los dueños de diarios, canales de televisión, estaciones de radio y plataformas digitales no les conviene el fin de la corrupción de las instituciones, comenzando por la de la presidencia de la República.
Están metidos, como punta de lanza o especie de sicariato, en la lucha por el poder en México, pues Morena ganó los poderes Ejecutivo y Legislativo Federal, legislaturas locales, gubernaturas, importantes alcaldías, pero aun así, no debilitó a los poderes fácticos económicos, dueños de los medios, los cuales inclusive no quieren invertir si no les garantizan la restauración del sistema corrupto que les permitió enriquecerse directamente con los fondos públicos como proveedores y contratistas, por la entrega de los bienes nacionales y concesiones diversas.
En especial no quieren renunciar a los beneficios ilegítimos o de plano ilícitos, como lo fue en el pasado la condonación y devolución de impuestos, que tan sólo en el sexenio de Enrique Peña Nieto se tradujeron en una transferencia de un billón 500 mil millones de pesos del erario a las cuentas bancarias de los más grandes empresarios del país, a cuyo servicio estuvieron sometidas las instituciones públicas.
Si se parte de este conocimiento resulta fácil entender los ataques y críticas a todo cuanto hace López Obrador para resolver los problemas heredados. El sentido común indica que hay mala fe de los grandes medios al desaprobar los programas y acciones para superar la quiebra en que sumieron los anterior gobiernos al país, y no debatir sobre los culpables de ocasionar esa ruina, como si los problemas fueran un castigo divino para quienes votaron por él.

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