También Es Malo para el País No Tener Partidos Opositores Fuertes

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MALO PARA EL PAÍS DESASTRE
DE LOS PARTIDOS OPOSITORES
EL VACÍO DE PARTIDOS OPOSITORES LO LLENAN
PODERES FÁCTICOS ECONÓMICOS EXTRANJEROS

Con poca visión de futuro y escasa reflexión, millones y millones de mexicanos con muchos años de opositores, durante los cuales sufrieron represión y exclusión, festejan las deplorables condiciones organizativas, de militancia y espacios de poder de los dos principales partidos políticos del país: el PRI y el PAN.
Ambas organizaciones gobernaron al país. En el caso del tricolor, desde su fundación por Plutarco Elías Calles, en 1929, hasta el 30 de noviembre de 2018, con un intervalo de 12 años del PAN. Lo hicieron mal, especialmente en este siglo. Esa es la explicación de sus malos resultados electorales en julio del año pasado.
No es posible prever el futuro de esos dos partidos en el corto y mediano plazos, más allá de las elecciones locales del próximo mes, en las cuales todo indica que obtendrán resultados desastrosos; sobre todo, el blanquiazul, porque las encuestas lo presentan como perdedor de las elecciones de gobernadores en Puebla y Baja California.
Al último de esos estados lo tiene en su poder desde 1989, con administraciones más o menos buenas, pero la actual dejó mucho que desear, y combinado con el ascenso de Morena y el inmenso espaldo popular del presidente Andrés Manuel López Obrador, generó las condiciones para la pérdida de la gubernatura.
Los analistas políticos locales sostienen que la jornada de votación sólo servirá para oficializar la correlación de fuerzas electorales prevaleciente ya en estos momentos en Baja California, y que un resultado distinto y adverso a Morena y sus aliados sería una sorpresa gigantesca para el propio panismo estatal y nacional.
En el caso del PRI, la mejor prueba de su falta de posibilidades de triunfo en la elección de gobernador bajacaliforniano la constituye la desbandada de priístas y el apoyo de dos de sus principales pilares en esa entidad fronteriza: los sectores obrero y popular, quienes optaron por apoyar al candidato de Morena.
Todo ello refleja el desvanecimiento de los dos principales partidos de oposición, pero eso no es bueno para los intereses del país, como lo suponen quienes se alegran de esta situación, que tampoco ayuda al gobierno del presidente López Obrador, porque como lo advirtió uno de los editorialistas de este semanario, el vacío dejado por los partidos opositores lo llenaron los poderes fácticos económicos nacionales y extranjeros.
La oposición se diluyó, como consecuencia de sus propios errores; sobre todo, por las malas cuentas ofrecidas a los mexicanos desde la presidencia de la República, pero no por ello significa que no hagan falta los partidos opositores de derecha y centro, pues organizaciones políticas fuertes, responsables, inteligentes, propositivas, críticas e interesadas en lograr un mejor destino para el país, no sólo son contrapeso para impedir el abuso del poder, sino también organizan, conducen y encabezan las auténticas inquietudes y demandas de la población.
En estas condiciones debe preocuparnos que, ante la debilidad de los dos partidos citados, sean el capital financiero mundial y la plutocracia nacional quienes mediante sus medios informativos constituyan la verdadera oposición a los objetivos estratégicos del nuevo gobierno; sobre todo, porque no defienden ni pueden defender los intereses generales del país; al contrario, solo buscan mantener sus privilegios.

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