IRRITÓ A DUEÑOS DE MEDIOS INFORMATIVOS EL
ANUNCIADO FIN A CONDONACIÓN DE IMPUESTOS
MAXIMILIANO CASTILLO R.
Los propietarios de los grandes medios informativos reaccionaron con irritación al anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador del fin de la condonación de impuestos; es decir, del perdón a los más ricos del país del cumplimiento de sus obligaciones fiscales sobre sus ganancias, no sobre sus ingresos como empresarios.
Por conducto de los periodistas a su servicio intensificaron sus ataques al mandatario, inclusive con base en suposiciones, de las cuales dos ejemplos pintan de cuerpo entero esa oposición empresarial al nuevo gobierno: en forma concertada y coordinada los espacios noticiosos y de reflexión de los periódicos, noticieros y espacios de reflexión y debate de radio y televisión se lanzaron contra la oposición legislativa en el Senado cuando se aprobó la reforma constitucional para crear la Guardia Nacional.
La acusaron de ingenua por haberle dado con su voto la posibilidad a Morena de alcanzar la mayoría calificada, indispensable para esa modificación a la Máxima Norma del país, y anticiparon el aplastamiento en las votaciones cuando se aprobaran las leyes secundarias para el desempeño esa corporación federal de seguridad, porque, sostuvieron, el partido en el poder ya no necesitaría los votos de sus adversarios ideológicos, pues tenía garantizado el aval a esas leyes adjetivas.
El martes de la semana pasada se cumplió ese trámite legislativo por unanimidad, con dispensa de trámite y sin discusión, porque Morena tomó en cuenta propuestas opositoras y las incorporó al cuerpo de las normas. No hubo aplastamiento, como lo adelantaron los dueños de los medios a través de sus empleados periodistas. Por cierto, no reconocieron su equivocación y menos pidieron disculpas por sus fallidos augurios.
Volvieron a la carga con motivo de la renuncia de Germán Martínez Cazares al IMSS. Los columnistas, conductores de noticieros electrónicos y participantes en mesas de análisis, en forma casi unánime anunciaron una inminente campaña de “satanización” de Morena contra el renunciante y el bloqueo para impedir su regreso al Senado de la República, del cual se había alejado con licencia para dirigir al Instituto.
No hubo tal campaña; al contrario, cuadros políticos relevantes del partido en el gobierno reconocieron la valía del legislador y lo consideraron útil en las funciones legislativas. Quedó evidenciada la manipulación armada a partir de suposiciones sin bases, pero no reconocieron su equivocación, que en realidad no fue tal, sino un aprovechamiento de las circunstancias para atacar a quien decidió no perdonar impuestos a los más ricos. Por cierto, nunca se les han condonado a los trabajadores.
Es clara la molestia de los grandes empresarios, cuyas inmensas fortunas no las hicieron por sus excepcionales cualidades de inversionistas, sino por el tráfico de influencia y la corrupción en sus tratos con gobernantes para saquear no solo al erario, sino también los recursos naturales de la nación y esa modalidad que equivale a lo mismo: el perdón de pagar impuestos. A 45 de los empresarios más ricos de México, con acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto les perdonaron impuestos por tres mil millones de pesos a cada uno. Ese privilegio prohibido por la Constitución llegó a su fin, y por eso arreciaron su campaña de desinformación, confusión y calumnias contra López Obrador en sus medios.