
*Confirmaron elecciones locales que la oposición partidista a AMLO es débil.
De la redacción
La cúpula del Partido Revolucionario Institucional (PRI) reconoció sus malos resultados en las elecciones locales del primer domingo de este mes; sobre todo, en las dos de gobernadores, en las cuales ni siquiera fue el principal adversario derrotado. Sus candidatos quedaron lejos de los segundos lugares, y mucho más, de los ganadores.
Por su parte, en sentido contrario, el PAN se congratuló de ser la única oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y restó importancia a la pérdida de las gubernaturas de Puebla y Baja California, las dos en juego ese día.
Ambas estaban en su poder y en el caso de la de Baja California, representaba un hito en la historia electoral del país, porque fue la primera en que el PRI perdió o reconoció perder, para convertirse en noticia mundial: ahora ya no es noticia que ese partido pierda una elección de ese tipo y más bien sorprende cuando gana.
El PAN presentó como pruebas de su fuerte presencia opositora sus triunfos en Durango, Aguascalientes y Tamaulipas, pero eso no compensa perder todo en Baja California, Puebla y retroceder en Quintana Roo.
Sus resultados generales fueron desastrosos y prueban la debilidad de la oposición partidista al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, porque si eso ocurrió con el PAN, que se reclama la principal fuerza opositora, peor está en el caso del antes casi invencible PRI.
Éste aduce, con razón, que participó como oposición en todas esas elecciones, puesto que en los seis estados gobierna el PAN, pero en las mismas condiciones contendió Morena y sus aliados y ganó las dos gubernaturas.
Estas elecciones tuvieron como escenario nacional la fuerte oposición de los grupos minoritarios, dueños de la riqueza del país y de sus medios informativos y del capital financiero internacional con sus agencias calificadoras al gobierno lópezobradorista, a la cual se sumó en las últimas semanas el presidente Donald Trump.
Resulta explosiva y contraria a los intereses del país esa mezcla de opositores; sobre todo, porque representa intereses antipopulares, y se da con la ausencia opositora de partidos fuertes, con arraigo popular, como se vio en las elecciones de este mes, además del inconveniente fenómeno de la alta abstención.
Como aquí en “El Espectador” lo destacó un experto, es riesgoso que sean poderes fácticos económicos nacionales y extranjeros quienes estén convertidos en la oposición al poder constituido, y que los grandes medios informativos, vinculados a esos grupos plutócratas hagan oposición, no periodismo, sobre lo cual no se esta discutiendo después de las elecciones en Baja California, Puebla, Durango, Tamaulipas, Aguascalientes y Quintana Roo.