
*157 años le tomarían a un trabajador ganar lo que López Dóriga cobraba tan solo en la Presidencia. *No era ilegal, pero constituía un conflicto de ética y de intereses.
MAXIMILIANO CASTILLO R.
En los países avanzados y de democracia consolidada los medios informativos y las organizaciones de periodistas estarían metidos en un intenso y acalorado debate sobre la ética, el conflicto de intereses, la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a estar bien informados, si se presentara un escándalo como el de los columnistas y conductores de noticieros electrónicos mexicanos beneficiados por la presidencia de la República con decenas y cientos de millones de pesos.
A estas alturas ninguno mantuviera su puesto, y no por haber incurrido en ilegalidad, sino en falta de ética y por fallar en su obligación de ejercer la libertad de expresión, criticar y no ocultar los problemas de corrupción, ineptitud y desinterés de los presidentes de la República en su obligación de resolver los problemas nacionales.
En una conversación con uno de mis maestros, éste reflexionó sobre el impacto pernicioso en la libertad de expresión y el derecho constitucional de los mexicanos a estar informados con oportunidad y veracidad de esos cobros multimillonarios a la presidencia de la República y a otros órganos del Estado por parte de conocidos periodistas.
Extraordinario reportero de al menos tres grandes diarios nacionales en sus tiempos de joven, amigo de varios de los periodistas que cobraban, especialmente en la presidencia de la República y Petróleos Mexicanos, consideró erróneo centrar la polémica nada más en el aspecto legal y fiscal del asunto.
“Hasta las empresas fantasmas creadas para saquear al erario, en contubernio con funcionarios corruptos le dan legalidad formal a sus actividades claramente delictivas y presentan declaraciones ante hacienda, por lo que ese aspecto no es el más grave, sino el privilegio dado por los periodistas a sus intereses económicos reñidos con la ética. Y eso no se justifica con el pago de impuestos, si es que los cubrieron”, abundó el experimentado académico y antes reportero.
En seguida dijo que sólo con mucho candor puede creerse que al presidente Enrique Peña Nieto le interesaba pagarles a los periodistas por difundir sus actividades en portales digitales sin seguidores, ni visitas. “Esa ese era un mecanismo e instrumento para disfrazar el pago a las posiciones progubernamentales de los periodistas corruptos en sus noticieros, columnas, artículos y espacios de ‘Análisis’ en los grandes medios. Se trataba de ponerlos al servicio del poder público en diarios nacionales, canales de televisión y radiodifusoras”.
El otro servicio antiético y claramente mafioso fue el de los ataques a Andrés Manuel López Obrador, fundados en calumnias, durante toda su época de opositor. “No es casual, sino indicativo, el que quienes desde sus espacios periodísticos participaron en los intentos de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña por destruir políticamente a López obrador sean los mismos que cobraban en la presidencia de la República y ahora son críticos irracionales de su gobierno”, concluyó.
Por último, recordó un análisis de “El Espectador”, donde se encontró que para ganar lo que el periodista Joaquín López Dóriga cobraba en un mes al presidente Peña Nieto y Petróleos Mexicanos (sin contra otros contratos publicitarios) un trabajador del salario mínimos necesitaría laborar 157 años.