
*Escasez de hilo natural para tejidos artesanales. *Utilizan hilos chinos .
De la redacción
Más de 30 años después de vender sus productos, mujeres indígenas fueron obligadas a desalojar el área de “La Cascada El Remolino”. Luís Eduardo Morales Franco, quien se hace pasar como representante legal de una empresa inmobiliaria, fue quien les impidió seguir ocupando el sitio.
Las artesanas entregaron al Poder Ejecutivo un escrito para exponerle el problema, y en una breve entrevista con “El Espectador” demandaron una investigación a fondo para saber si de verdad la cascada, ubicada en Avándaro es de particular o si le fue vendida ilegalmente por alguien, pues la población lugareña siempre supo que se trataba de una zona de propiedad federal.
Morales Franco les informó que también es de la empresa la carretera, una de las entradas a Avándaro y el puente, además de toda la superficie que rodea a la cascada y les advirtió que no pueden ya seguir vendiendo sus productos artesanales donde lo hacen desde hace más de tres décadas, porque “ya es propiedad privada”.
La casi totalidad de las artesanas indígenas no habían nacido cuando sus padres ya expendían sus prensas tejidas y bordadas en el área de “La Cascada el Remolino”, y nunca supieron que esa belleza natural perteneciera a un particular.
Por eso exigen una investigación a fondo, porque es probable que mediante actos de corrupción y mucho dinero la inmobiliaria “GIMF S. A. de C. V.” se haya apoderado o quiera apoderarse de tierras propiedad de la nación; sobre todo, de la casaca y el río en que se encuentra.
La zona de Avándaro es codiciada por poderosos intereses económicos y políticos, por el alto valor del suelo, que se cotiza en dólares. En esa región de Valle de Bravo tienen mansiones políticos, banqueros, grandes industriales, dueños de cadenas comerciales y de medios de comunicación de cobertura nacional.
PROBLEMAS DE HILOS PARA TEJER
En la entrevista con “El Espectador” las voceras del grupo pidieron también apoyo gubernamental para poder comprar hilo natural, porque es muy escaso y adquieren los de origen chino, con lo cual las prendas pierden su esencia de artesanía indígena ciento por ciento y por la misma razón las autoridades de la materia les retiraron el apoyo de los programas de fomento a las artesanías.
La apertura del mercado mexicano a las mercancías chinas incluyó a los hilos para tejer, que representaron la quiebra de las empresas nacionales, con las consecuencias de que no hay producción nacional.
Además, el insumo del país asiático se encareció mucho al no tener competencia nacional, pero el mayor problema es que los tejidos artesanales con ese hilo no son auténticos, como lo sería si se utilizara hilo natural; además, tampoco no reúnen las características para recibir apoyo gubernamental.
Las prendas tienen el trabajo de las indígenas, pero el material es chino, lo que distorsiona la autenticidad de las mercancías, según las autoridades, aunque la mayoría de los compradores no alcanza a distinguir la diferencia.