
*Crecen las adicciones entre 10 y 12% al año en el Estado de México: Parra Noriega.
CLAUDIA HIDALGO
Los Centros de Integración Juvenil (CIJ), a través de los 12 instalados en la entidad, atendieron durante todo el 2018 a un millón de personas con problemas o riesgos de adicción. La infraestructura en esta materia incluye Unidades de Hospitalización para atender casos más graves, con internamiento hasta por tres meses.
El presidente del Patronado Estatal, Luis Gustavo Parra Noriega, reveló que la demanda crece cada año entre 10 y 12 por ciento, por lo cual buscan construir más espacios e incidir más en la prevención; sobre todo, con los menores de 15 años para evitar la adicción a las drogas.
Aun sin cubrir toda la entidad, dijo, tienen un millón de usuarios cada año. Si realmente lograrán estar presentes en todo el territorio el número de atenciones crecería y se acercaría a las necesidades reales.
Actualmente su servicio se centra en los municipios de Atizapán, Chalco, Ecatepec, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Texcoco, Tlalnepantla, Toluca y Villa Victoria, además de las unidades de Hospitalización en Ecatepec y Naucalpan, y esperan tener pronto una en la capital mexiquense.
El número de paciente aumenta cada año, y los jóvenes necesitan una atención específica que puede ser de hasta tres meses, dependiendo de las condiciones en las cuales llegan. Este crecimiento, consideró, tiene que ver con la desintegración familiar, el factor imitación por andar con malas compañías y la percepción de riesgo nulo, pues con el debate de la liberación de la mariguana parecería que no hace daño y su uso es lúdico y recreativo. Se ve como una moda.
Sin embargo, enfatizo, el consumo de marihuana se debe valorar en su justa dimensión y tener claro qué si hay daños a la salud, adicción y que es el inicio para llegar a cosas más fuertes donde crece el riesgo.
Al respecto, María Fernanda Rivera, presidenta del Patronato de los CIJ en Naucalpan, indicó que el crecimiento de las adicciones destaca la mujer que trata de estar en competencia con el hombre, sin tomar en cuenta que las condiciones físicas e incluso sociales son totalmente distintas y más perjudiciales para ellas.
Las mujeres se vuelven fácilmente vulnerables y se pueden convertir en víctimas o participantes de algún delito, porque la adicción es más severa en estos casos.