COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
POCA PERCEPCIÓN DEL CAMBIO DE RÉGIMEN Y DE
LAS RESISTENCIAS QUE ENFRENTA LA CUARTA T.
Ya lo hemos explicado aquí, pero vale la pena recordarlo, para no olvidarlo y dejar de sorprenderse: los esfuerzos para las transformaciones de regímenes siempre encuentran muchas resistencias cuando son pacíficas y con respeto a las libertades. Los beneficiarios del viejo modelo económico, político y social buscan por todos los medios, incluyendo los violentos, frustrar esos objetivos y en ocasiones lo consiguen.
Distinta es la situación cuando los cambios se dan después de la derrota de un régimen mediante el uso de las armas, en cuyo caso los vencedores no encuentran obstáculos para implantar un gobierno de corte radicalmente distinto al derrocado, porque las viejas instituciones y pilares fácticos sencillamente ya fueron barridos por la violencia.
México tiene dolorosas experiencias de luchas sangrientas como método de lucha para su transformación: las por la Independencia, la Reforma, la Revolución, y hasta por cuestiones religiosas, como ocurrió con la Guerra Cristera, la cual afortunadamente estuvo muy localizada en una región específica y limitada del territorio nacional.
En México es la primera ocasión en que un presidente de la República intenta transformar a un régimen por la vía pacífica, en beneficio de los intereses de la mayoría y como mandato expresado en las urnas por más del 53 por ciento de los votantes en una elección altamente concurrida.
En esta circunstancia, el avance de la denominada Cuarta Transformación se está dificultando, porque los grandes intereses económicos usufructuarios del anterior modelo económico neoliberal, que constituyen el verdadero poder fáctico, no están dispuestos a perder sus privilegios, y ahora a través de sus medios impresos y electrónicos de cobertura nacional hacen oposición a la administración lópezobradorista.
No puede soslayarse la contribución a las dificultades de la transformación del régimen los numerosos errores, limitaciones, improvisaciones, omisiones, deficiencias e inexperiencia de los propios funcionarios del nuevo gobierno, fallas que igualmente se dan en todo cambio de modelo económico y forma de conducir los destinos de un país.
Muchas veces estas circunstancias ocasionan problemas y dificultan la eficaz ejecución de planes, programas y acciones, en perjuicio de los gobernados, aun cuando se busque lo contrario. En estas condiciones, la etapa de aprendizaje se prolonga demasiado por el asedio y bloqueo de las fuerzas económicas desplazadas de los beneficios en ocasiones ilegítimos y hasta delictivos obtenidos de sus vínculos con los poderes sustituidos.
También en otras ocasiones hemos sostenido que el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó el gobierno o, más bien, dos de los tres poderes de la Unión, pero no el poder, porque los factores reales de poder, desde los fácticos económicos hasta las organizaciones de la sociedad civil, cuyas cúpulas eran privilegiadas por el anterior régimen, les son adversos, y los primeros se mantienen muy activos, con gran capacidad de sabotaje a los esfuerzos del nuevo gobierno.
La verdadera lucha por implantar la Cuarta Transformación enfrenta poderosos adversarios, lo que no tienen muy preciso los más de 30 millones de mexicanos que llevaron al triunfo a López Obrador, ni siquiera la mayoría de los militantes de Morena.