1-Es creíble esa información de que segmentos antidemocráticos del PRI y del gobierno mexiquense buscan desbaratar la mayoría calificada que tiene en la Cámara de Diputados Locales la alianza legislativa encabezada por Morena. Sólo con mucha ingenuidad podría pensarse que los poderosos intereses políticos y económicos que se mueven en torno al PRI permanecerán cruzados de brazos y no buscarán comprar a diputados de esa coalición -que se dejen comprar- para lograr con maniobras y dinero lo que no pudieron en las urnas: evitar que Morena y sus aliados reformen la constitución.
2-El próximo domingo el PRI elegirá a su presidente y secretaria general nacionales. Si no gana el gobernador de Campeche con licencia, Alejandro Moreno Cárdenas, será la mayor sorpresa en la historia de ese partido que llegó a ser casi el único y exclusivo canal para acceder a cargos públicos federales, estatales y municipales de todos los niveles, pero ahora está reducido a la condición de partido chico, como consecuencia de los elevados y generalizados niveles de corrupción e ineptitud de casi todos sus gobernantes de los tres órdenes institucionales, especialmente del grupo que acompañó al ahora bailador expresidente Enrique Peña Nieto.
Por cierto, esa corrupción e ineptitud la atribuyen a la clase política priísta mexiquense, cuando en realidad no fue la que gobernó al país, ni siquiera lo hizo el propio Peña Nieto, pero por la superficialidad del análisis se sigue hablando de “los rateros del grupo Atlacomulco”. Ni siquiera los empresarios rapaces que saquearon al erario con sobreprecios y condonación de impuestos son del Estado de México; muchos, ni siquiera del país.
