MAYORES LOS PROBLEMAS DEL
PAÍS A LOS PERCIBIDOS ANTES
AUN CON UNIDAD, RESOLVER LOS PROBLEMAS SERÁ
EXTREMADAMENTE DIFÍCIL Y MÁS CON SABOTAJES
Hace unos tres años en este espacio de reflexión de “El Espectador” se aludió a la percepción social de los problemas. Se examinaron los de inseguridad pública, corrupción, impunidad, pobreza, marginación, bajo crecimiento económica, ineficacia gubernamental, desinterés de las autoridades por resolver los problemas, abandono del pueblo y un crecimiento de 5 billones de pesos de la deuda pública, para rebasar los 10.5 billones, cuyo destino nadie conoce hasta la fecha.
La comunidad nacional intuía esta grave situación, y por eso votó mayoritariamente por quien ofrecía resolver la problemática. No obstante, la dimensión y profundidad de los problemas no se percibían en su totalidad: Son muchos más y mayores a los supuestos. Tampoco había claridad sobre el alto grado de concentración del ingreso y expansión de la pobreza.
Los niveles alcanzados por la corrupción eran igualmente desconocidos. La sociedad mexicana ignoraba, por ejemplo, la entrega en concesiones mineras y forestales de 60 millones de hectáreas en este siglo y desconocía el plan de privatizar las aguas subterráneas y del subsuelo.
La combinación de todos estos factores configuran ahora la problemática que busca resolver el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en una tarea descomunal extremadamente difícil de terminar con éxito total, aun con la unidad de todos los mexicanos, pues los gobiernos neoliberales, especialmente los de este siglo y particularmente el anterior, nos han dejado un país en ruinas.
No fue resultado de un castigo divino, sino de un modelo económico cuya naturaleza es inhumana, y su principal característica en todo el mundo es el empobrecimiento de la mayoría y el enriquecimiento de reducidos, pero poderosos grupos económicos nacionales, aliados del capital mundial, depredadores también del erario.
De ese tamaño son los desafíos de la cuarta transformación, cuyo respaldo popular es elevado, pero en cambio enfrenta la lucha de ese segmento beneficiado con la corrupción, que si bien es muy minoritario, es dueño de la riqueza nacional y de los medios informativos impresos, electrónicos y digitales.
Están claramente empeñados en hacer fracasar los objetivos estratégicos del gobierno lópezobradorista como el combate a la inseguridad pública, la violencia criminal, la corrupción y la impunidad, y el impulso a aun modelo de desarrollo económico con equidad. Para evitarlo no invierten en la creación empresas y empleos. Buscan la restauración de los diversos mecanismos de saqueo al erario y para los grandes negocios propiciados por la corrupción. Y esto es lo que no sabe la mayoría de los 80 millones que apoyan a la cuarta transformación.