COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
PARASITAN LOS PARTIDOS EN LAS FINANZAS DEL
GOBIERNO, PERO LOS SUBSIDIOS SON LEGALES
Es justificada y entendible la irritación social por los 5 mil 240 millones de pesos a entregar por el INE a los partidos políticos en 2020 para actividades ordinarias, específicas, franquicia postal y telegráfica, en un año sin comicios federales Es mucho dinero; sobre todo, porque el pueblo se desespera por la insuficiencia de sus ingresos.
No obstante, no debe desconocerse la legalidad, inclusive constitucional de ese subsidio conocido eufemísticamente como “prerrogativas”. La fórmula para determinar el monto global de esos fondos para el conjunto de partidos políticos tiene sustento en la norma y, mientras no se modifique, carecerá de sentido demandarle al INE la reducción de los montos a cada formación política, porque eso sería un desacato a la ley.
Esta situación debe examinarse a fondo, sin el frecuente simplismo característico de quienes intentamos reflexionar sobre los asuntos públicos. Por principio de cuentas debemos recordar que un partido político no necesita de un reconocimiento oficial y de prerrogativas para existir, como lo probó durante más de medio siglo el Partido Comunista Mexicano (PCM).
El caso más reciente es el del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que existió desde su fundación; es decir, poco más de un año antes de obtener su registro en el INE. Como en el caso del PCM, nadie puso en duda su existencia, aun sin la inscripción oficial. Y menos ignoraban a ese partido sus adversarios ideológicos.
El PCM, a cuyos cuadros en el medio de izquierda les decían los “pescados”, no pudo acercarse siquiera a la conquista del poder, pero no fue por falta de dinero, sino por las condiciones extremadamente difíciles para la lucha por un cambio de régimen, por la represión gubernamental ejercida en el marco de la “Guerra Fría”, en esa pugna éste-oeste, como se conocía a la lucha entre los sistemas capitalista y socialista.
Morena, en cambio, sin dinero público en poco más de un año y con reducidos montos de prerrogativas en los siguientes cuatro logró ganar la presidencia de la República a partidos con muchos recursos, como el PRI y el PAN, y en medio de una feroz campaña de desprestigio en su contra en casi todos los medios informativos; sobre todo, con calumnias a su principal líder y candidato presidencial.
Se discute mucho la pertinencia de darles dinero a los partidos, porque muchas veces no se utiliza en la lucha por el poder y la democracia, sino en beneficio de sus cúpulas, pues a pesar de los ríos de fondos públicos recibidos, no tienen credibilidad, ni confianza ciudadana, como lo prueban los altos índices de abstención en las elecciones.
Hay una fórmula que podría ser muy eficaz para reducirle las prerrogativas a los partidos: distribuirlas en función de los votos obtenidos por todos en la elección previa, no con base en la lista total de los electores, como indebidamente ocurre desde inicio de la entrega de subsidios. Muchas veces sólo acude a las urnas el 35 por ciento, pero los partidos reciben dinero como si el ciento por ciento de los votantes acudiera a las urnas.
Es decir, se les está premiando y pagando su deficiencia en la tarea de convencer a los electores. Y no se interesan por abatir la abstención, porque de todos modos reciben dinero como si no hubiera abstención. Eso debe terminarse con cambios jurídicos. Mientras tanto, no podrán reducirse las prerrogativas, porque sería ilegal, aunque justo.