PAGARON FOX, FCH Y EPN A MEDIOS PARA DESTRUIR
POLÍTICAMENTE A AMLO Y OCULTAR CORRUPCIÓN
MAXIMILIANO CASTILLO R.
(Primera parte)
Los tres últimos presidentes de la República terminaron, quedaron y siguen con muy mala imagen, especialmente el último, Enrique Peña Nieto, a quien en términos de imagen y popularidad de nada le sirvió entregarles en su sexenio a los medios informativos 65 mil millones de pesos facturados, más dinero bajo la mesa.
De acuerdo con experimentados especialistas en medios informativos, los más de 130 mil millones de pesos documentados (la entrega en efectivo en maletas, ranchos, yates, jet y concesiones no se incluyen en la suma) pagada a diarios impresos, noticieros de radio, televisión y medios digitales entre el año 2000 y el 2018 no tuvieron como objetivo principal elogiar a los tres gobernantes panistas y priísta, aun cuando los beneficiarios de ese monto lo hayan hecho.
Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto cubrieron esa suma a medios informativos y periodistas con dos propósitos claramente definidos: ocultamiento de la corrupción y la ineficacia gubernamentales y la demolición política de Andrés Manuel López Obrador, mediante campañas de desprestigio, sustentadas en mentiras, exageraciones, campañas de desinformación y confusión, bastante parecidas a las organizadas por la CIA contra gobernantes y líder políticos de izquierda.
A los tres les interesaba construirse buena imagen, pero no era lo estratégico. Por eso pagaron siempre, aunque su popularidad fuera a la baja, especialmente la de Peña Nieto, que al último disponía de una aprobación apenas ligeramente superior al 10 por ciento, porcentaje aportado por él y su partido a José Antonio Meade, quien por su parte consiguió un apoyo adicional en las urnas del 3 por ciento.
Al mismo tiempo, los dueños de los medios informativos tenían poderosas razones económicas para sumarse a esa campaña de 14 años contra el principal líder social del país: sabían que si llegaba a la presidencia iban a perder los 65 mil millones de pesos que ganarían si triunfaba el candidato presidencial del PRI o el PAN y todos los privilegios y concesiones ventajosas a costa del interés nacional.
Tenían su propia agenda, pero coincidían con la PAN y la del PRI, o más bien, con la de Fox y Calerón en cuanto a su conveniencia de impedir el triunfo de López Obrador. Lo consiguieron en dos elecciones, pero fracasaron estrepitosamente en la tercera, y no asimilan el fracaso; al contrario, están cobrando venganza con sus políticas informativas y analíticas sesgadas y facciosa.
Los dos partidos mencionados se diluyeron, pero permanecen los intereses económicos de los dueños de los medios informativos de cobertura nacional; sobre todo, los de los que forman parte de grandes corporaciones empresariales, de las cuales sus diarios, noticieros de radio, televisión y plataformas digitales son una especie de comandos. Si no se tocan en cuenta estas circunstancias no puede entenderse lo que está pasando.