GRANDES MEDIOS INFORMATIVOS CRITICARON A
FOX, FCH Y EPN, PERO OCULTARON LO MÁS GRAVE
MAXIMILIANO CASTILLO R.
(Primera parte)
El presidente Andrés Manuel López Obrador contesta casi golpe por golpe las críticas de quienes ocupan espacios de reflexión en los grandes medios informativos y de la misma forma cuestiona la falta de rigor, exageración o francas invenciones contendidas en algunas notas periodísticas, especialmente del diario “Reforma”.
Ejerce su derecho de réplica, como él lo sostiene, pero con frecuencia incurre en imprecisiones, como cuando sostiene que los medios informativos nunca criticaron a los gobiernos neoliberales y, menos, a los de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
La apreciación no es correcta, porque la casi totalidad de los periodistas de los grandes diarios de cobertura nacional, de las cadenas de radio y televisión dieron a conocer las fallas de las citadas administraciones federales. Los reporteros también consignaron actos de corrupción.
A pesar de los cerca de 150 mil millones de pesos cobrados a los tres últimos gobiernos, los medios informaron y criticaron a esas administraciones, contrariamente a lo que sostiene López Obrador. La complicidad con el poder público se expresó en el tratamiento superficial del fenómeno de la corrupción.
No se investigó a fondo el problema. Por eso no se conoció en su momento la dimensión alcanzada por el saqueo de Petróleos Mexicanos, ni se ahondó en los esfuerzos del grupo gobernante y de los hombres más ricos del país para conducir esa empresa a la quiebra, con el fin de comprarla como chatarra llegando la oportunidad.
El ocultamiento de la verdad no fue por incapacidad profesional de diarios, cadenas nacionales de televisión y de radiodifusoras, sino por compromisos con el gobierno federal y por conveniencias de sus intereses económicos más allá de los 150 mil millones de pesos cobrados como publicidad en este siglo.
Los grandes medios informativos, como se ha comentado en varias ocasiones en este espacio de “El Espectador”, no se mueven sólo por el cobro de publicidad, aunque por este concepto recibieron 150 mil millones de pesos en los últimos 18 años, sino en defensa de sus grandes negocios con los gobiernos neoliberales, como las concesiones carreteras, la entrega de 40 millones de hectáreas para explotación minera, autorizaciones para cadenas nacionales de televisión y radiodifusoras, por citar algunas.
El otro reglón de ingresos abiertamente ilegales de las corporaciones empresariales dueños de medios informativos eran las ventas al gobierno de bienes y servicios y contratación de obras públicas con sobreprecios y de mala calidad, inclusive mediante el uso doloso de compañías “fantasmas”. Ese dinero ilícito sumó en este sigo muchas veces más el monto de esos 150 mil millones de publicidad.
Por eso ocultaron la verdadera dimensión de la corrupción, pues estaban en los negocios corruptos, y se quedaban con el 80 por ciento de las ganancias obtenidas por los sobreprecios. No es difícil entender que en estas circunstancias la información y las críticas a los gobiernos no podían ser a fondo, sino superficiales, pero existieron.