
*De los 9 metros cúbicos extraídos por segundo, el 30% se envía a la CDMX.
De la redacción
Cuando en 1976 comenzaron los trabajos de construcción del Sistema Cutzamala se habló de su conveniencia y urgencia para terminar con la sobreexplotación del agua subterránea de la Cuenca del Alto Lerma, iniciada en 1951.
La excesiva extracción de agua subterránea de Lerma, Ixtlahuaca y Jocotitlán generó severos problemas ecológicos, incluso hundimientos, grietas y el desplome de los rendimientos agrícolas en una extensa superficie allá en la década de los setenta del siglo pasado.
El aprovechamiento de las aguas superficiales de los afluentes del río Cutzamala serían la solución a los daños ecológicos de la Cuenca del Alto Lerma, pues en la medida en que aumentaran los caudales de aquel, se reduciría la explotación del segundo.
No obstante, a casi 37 años de estar en operaciones el Sistema Cutzamala, continúa sobreexplotación de las aguas subterráneas de la Zona del Valle de Toluca, y en estos momentos alcanza los nueve metros cúbicos por segundo.
Ricardo Álvarez Herrera, presidente de un consejo que integran ayuntamientos y usuarios del agua del Sistema Lerma, destacó que del subsuelo del Alto Lerma se extraen cada segundo el equivalente a nueve tinacos de mil litros cada uno.
Cerca de seis metros cúbicos se destinan a uso urbano, precisamente el que genera el déficit entre extracción y recargas, porque ya como aguas residuales se vierten a los drenajes y no se recuperan para aumentar las reservas subterráneas. Y de esos caudales dos metros cúbicos por segundo se envían a la Ciudad de México.
El 30 por ciento restante se destina a uso agrícola, pero esos volúmenes no representan problemas ambientales o de disponibilidad de agua en el subsuelo, porque no ocurre como con los de uso urbano.
La información de Álvarez Herrera revela que la operación del Sistema Cutzamala, que tiene ya una tercera etapa y se planea la cuarta con el aprovechamiento de las aguas del Río Temascaltepec, no canceló la sobreexplotación de las aguas subterráneas de la Cuenca del Alto Lerma.
No obstante, el problema de la sobreexplotacón, como el de la contaminación de las aguas del río Lerma dejaron de ser noticia y las autoridades estatales y federales de la materia no muestran preocupación por los daños ambientales.
Los menos interesados son los alcaldes, como lo declaró Álvarez Herrera y de lo cual se informó en una de las ediciones de este semanario, quien como cabeza del comité convocó a los 27 alcaldes de municipios del Alto Lerma para examinar los problemas de la sobreexplotación y contaminación de la zona, y sólo asistieron cuatro. A 23 no les interesó el tema.