La Renuncia de Salmerón al INEHRM

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Ningún demócrata puede justificar la muerte de inocentes en las luchas sociales, aun cuando sea en nombre de las causas más justas, pero tampoco puede justificarse el terrorismo de Estado. Desde esta perspectiva debe examinarse la renuncia del joven historiador Pedro Salmerón Sanginés a la dirección del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México (INEHRM), por haber calificado de valientes a los miembros de la organización guerrillera “Liga Comunista 23 de septiembre” quienes en un intento de secuestro mataron al líder empresarial regiomontano Eugenio Garza Sada, en tiempos de Luís Echeverría.

En esa acción además del líder del poderoso grupo empresarial llamado “Grupo Monterrey” murieron dos de sus escoltas y dos guerrilleros, lo cual desató una sangrienta cacería de militantes de esa organización armada urbana.

Puede estarse en desacuerdo con los métodos de lucha violentos, porque generan una mayor violencia de parte del Estado y, en la historia de América Latina, sólo en Cuba y Nicaragua se cambiaron regímenes dictatoriales por la fuerza de las armas, mientras en el resto del continente, incluyendo a México, el derramamiento de sangre registrado en las luchas guerrilleras no se tradujo en un triunfo militar.

Empero la persecución, muerte, tortura, encarcelamiento y desaparición de los guerrilleros contribuyó poderosamente a la apertura democrática, cuya vía hizo posible el triunfo, primero, de Vicente Fox Quesada; después, de Felipe Calderón Hinojosa (es decir, de la derecha); y el año pasado, de Andrés Manuel López Obrador, político de izquierda.

Pedro Salmerón no justificó la muerte de Garza Sada al considerar valiente a quienes participaron en el citado movimiento guerrillero que existió en las décadas de los sesenta y setenta del año pasado, y que fue aplastado a sangre y fuego por el Estado.

Puede estarse de acuerdo o en desacuerdo con los métodos violentos de lucha, pero no puede desconocerse que se necesita no sólo ser valiente, sino también generoso en extremo para estar dispuesto a dar la vida en la lucha para resolver los problemas de pobreza e injusticia social del país; sobre todo, porque en esos casos no se buscaban beneficios personales, ni privilegios.

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