Toledo, Gigante del Arte y la Lucha Social: Nos Hace ya Falta

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Foto: wikipedia

*Dejó una obra monumental y diversa, pero México perdió mucho con su muerte.

De la redacción

Esta por cumplirse un mes de su deceso, y ee Francisco Toledo casi todo se ha dicho. Su vasta y diversa obra y la grandeza del propio artista fueron reconocidos desde hace tiempo. El oaxaqueño no necesitó morir para ser valorado: lo fue en vida y ahora con su desaparición física se conoció más de él.

Fue de esos hombres que nacen para ser grandes en todos los campos en que desarrollan sus actividades creadoras. Como pintor, escultor, ceramista, grabador e incansable promotor cultural y especialmente de la injustamente considerada cultura popular no tuvo pares, y todo lo que elogiosamente se dice de él, tiene sustento.

Sus cualidades artísticas y ciudadanas se potenciaron por su sencillez, su humildad, su generosidad y su vinculación con las luchas por las mejores causas, como los derechos humanos y la naturaleza.

Su amor y apego a su tierra son admirables y pocas veces visto en quienes alcanzan las alturas, adquieren fama, fortuna y prestigio. Generalmente se olvidan de sus pueblos, lo que no ocurrió con Toledo, a pesar del éxito de sus obras en Europa y en las grandes ciudades de Estados Unidos. Nadie lo escuchó vanagloriarse de su larga estancia en París, como sí lo hacen los pequeños de espíritu y sobrados de vanidad y necesidad de autoafirmarse.

Como todo verdadero artista, confirió jerarquía de arte a todo lo que tocaba y plasmaba y privilegió como modelo a los alacranes, caracoles, peces, casas, ríos y mujeres. Como promotor cultural fundó más de diez casas de cultura en su estado y apoyó y orientó a muchos jóvenes talentos oaxaqueños.

Mucho se ha dicho estas semanas de su respaldo decidido, generoso a las luchas sociales, pero poco se ha difundido lo de su participación el combate por el respeto a la voluntad popular, principalmente en su tierra istmeña: Juchitán.

En ese municipio la izquierda de aquel tiempo logro uno de sus primeros triunfos electorales importantes en el país: ganó la alcaldía, en una alianza en la que la organización denominada “Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo” (COCEI), con la que simpatizaba Toledo, fue determinante en el resultado.

Los ciudadanos pusieron fin a más de 50 años de férreo cacicazgo del PRI, mediante una lucha que logró resonancia nacional, precisamente, por el apoyo de una personalidad y personaje ya tan relevante como lo fue el artista, quien facilitó las instalaciones de la Casa de Cultura de Juchitán (fundada por él en 1972) para las reuniones de los grupos de izquierda y progresistas que se aliaron para hacer valer el voto.

Los caciques no quedaron conformes y la emprendieron contra el pintor, quien recibió amenazas de muerte y se vio obligado a dejar Juchitán en 1983.

Como tantos hombres valiosos en sus respectivos campos de acción que dejaron de existir en los últimos 10 años: Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Julio Scherer y Miguel Ángel Granados Chapa, Francisco Toledo nos hace y hará falta. Descanse en paz.

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