CONFERENCIAS MATUTINAS DE AMLO Y EL APARATO
DE DOMINACIÓN IDEOLÓGICA DE ULTRADERECHA
MAXIMILIANO CASTILLO R.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece todas las mañanas una rueda de prensa en Palacio Nacional, en donde informa de algunos temas y da respuesta a preguntas de reporteros, algunos de medios informativos muy modestos y desconocidos para la mayoría, además de atender a representantes de espacios noticiosos impresos, electrónicos y digitales de las entidades federativas.
No pocas veces las preguntas son repetitivas, por lo cual el mandatario debe tocar de nuevo temas ya sabidos, porque la otra opción sería evadir esas interrogantes, dando lugar a sus adversarios ideológicos incrustados en los grandes medios informativos para criticarlo con severidad.
Estas comparecencias cotidianas ante los medios informativos son reprobadas por muchos conocidos periodistas de medios impresos, de radio, televisión y plataformas digitales. Aducen diferentes motivos para desaprobarlas y hasta considerarlas, en el colmo del absurdo por provenir de informadores y analistas profesionales, violatorias de las leyes mexicanas.
La verdadera razón está en la estrategia para aislar al presidente de sus gobernados, pues la única forma de López Obrador de comunicarse permanentemente con la población son esas ruedas de prensa, que no conferencias, como indebidamente se les denomina. Los periodistas conocen la diferencia entre una y otra.
Como aquí se ha comentado, los grandes intereses económicos opuestos al cambio, entre los cuales figuran los medios informativos, porque se beneficiaban de la corrupción de los gobiernos neoliberales, tienen aislado al presidente de la República: no difunden los avances del nuevo gobierno o si lo hacen los presentan minimizados o distorsionados; en cambio, destacan los errores y los magnifican.
Este comportamiento de los grandes medios informativos es más notorio y faccioso en los espacios de análisis y reflexión, que en realidad están destinados a descalificar con o sin argumentos cualquier esfuerzo institucional para resolver los problemas nacionales y sentar las bases de la cuarta transformación.
Ante esta parcialidad de los medios impresos y de todas las modalidades, sería ingenuo esperar que el presidente López Obrador cancele la única posibilidad de llegar al mismo tiempo a millones de sus gobernados, que de otra manera estarían expuestos a creer sólo cuanto difunden en sus medios los adversarios y especialmente la ultraderecha.
No debemos olvidar que la corriente neoliberal pudo imponerse fácilmente y sin encontrar resistencia gracias a la eficacia de su aparato de dominación ideológica, especialmente su vertiente especializada en la manipulación de las masas, que operó desde los medios informativos.
Tampoco fue casual que la privatización de las pensiones, la conversión de deuda privada de los más ricos del país en deuda pública, la condonación de miles de millones de pesos de impuestos a los potentados, la entrega de bienes públicos, concesiones mineras, forestales, del agua, petroleras, carreteras y de espectro radioeléctrico se hayan presentado en los medios informativos como favorables a los intereses generales del país, no como perniciosas, y no hayan encontrado mínima resistencia.
Ni es coincidencia que todavía el 30 por ciento de los mexicanos, incluyendo a quienes enfrentan problemas de sobrevivencia, asuma la misma posición que la derecha enriquecida en contra de la cuarta transformación: todo es resultado de la eficacia del aparato de dominación ideológica del neoliberalismo. Sobre eso casi nada se reflexiona.