*Sus cúpulas no han sido capaces siquiera de organizar elecciones democráticas.
De la redacción
La cúpula de representantes, que no liderazgos de MORENA porque no los tiene en su estructura directiva, mostró una descomunal incapacidad para organizarlo y para tramitar en forma democrática y civilizada la elección de dirigentes nacionales y estatales, a pesar a disponer de abundantes recursos, según un análisis de “El Espectador”.
El Instituto Nacional Electoral (INE) anuló las asambleas destinadas a elegir consejeros nacionales y estatales, por el desaseo, la falta de un padrón confiable, la exclusión de todos los militantes afiliados a partir del primero de diciembre de 2017; es decir, de quienes participaron en las campañas para las votaciones del 2018 y por la violencia en las asambleas en muchos casos.
A más de un año 4 meses de haber ganado la presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador, su partido no sólo ha estado ausente en el debate nacional y en la defensa de un gobierno emanado de sus filas y asediado por la ultraderecha empresarial, sino tampoco ha sido capaz de elaborar un efectivo padrón de militantes.
El candidato presidencial de ese partido ganó el cargo el primer domingo de julio del año pasado con más de 30 millones de votos, pero la cúpula directiva no reclutó más militantes y su padrón depurado lo integran menos de 400 mil personas.
Más de 29 millones 500 mil votantes que apoyaron a López Obrador no fueron convencidos de afiliarse a MORENA o tal vez ni siquiera hubo interés de encuadrarlos y articularlos formalmente en ese partido.
En el colmo del surrealismo dominante en MORENA, los responsables de afiliar, integrar un padrón y formar ideológicamente a la membresía, se quejan de que no hay padrón y no saben siquiera cuántos son los militantes, ni dónde están o qué hacen, como si no fueran culpables de la situación, sino víctimas.
Reproducen los vicios del PRD, y si no fuera por el presidente López Obrador, los legisladores federales y locales, no se oiría hablar de la organización o sólo se sabría de la misma cuando como ahora, el INE le anuló su proceso electoral doméstico.
Por si fuera poco, los integrantes de las dirigencias ineptas se sienten con merecimientos para continuar en sus posiciones o ascender, como si se propusieran destruirla y nulificarla, como no pudieron hacerlo sus adversarios ideológicos con toda la fuerza y el aparato del Estado, además de los medios informativos.
Las ambiciones y mezquindad de los grupos, que parecen estar trabajando para el PRI, el PAN y la ultraderecha empresarial, tienen postrado a MORENA, que dispone de menos de 90 días para elaborar un padrón de verdad, convocar a elección de consejeros nacionales y estatales para integrar sus órganos de dirección en el país y las entidades federativas, y efectuar las jornadas de votación; es decir, hacer lo que no pudo lograr en 16 meses.
En el Estado de México los dos principales partidos políticos, Morena y el PRI, tienen problemas por dirigencias incapaces; sin embargo, por lo menos el tricolor sí tiene estructura horizontal y vertical y un liderazgo autoritario real, aunque éste último trabaja en las sombras y no es el nominal.
