
*Le perdonaron FCH y EPN impuestos a los más ricos de los ricos del país.
GABRIEL L. VILLALTA
La condonación o perdón en el pago de impuestos concede la razón al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la principal característica de los gobiernos neoliberales del país: haber estado al servicio casi exclusivo de los dueños del dinero.
Esto fue más notorio en los gobiernos del panista Felipe Calderón Hinojosa y del priista Enrique Peña Nieto, particularmente en el período 2007-2015, que abarca parte de cada uno de los dos sexenios.
En ese período se condonaron impuestos por más de un billón de pesos a los empresarios más ricos del país, en detrimento de los medianos, pequeños y macroempresarios, según un análisis de “El Espectador”.
Los contribuyentes del fisco suman en el país 68 millones 500 mil, pero de ellos nada más a 7 mil 884 les permitieron que no pagaran sus impuestos correspondientes en el período referido.
El número de favorecidos por los dos ahora expresidentes ni siquiera pinta como porcentaje en el universo de los 68.5 millones de causantes de impuestos, prueba de que los gobiernos neoliberales estaban al servicio del reducido, pero poderoso grupo de empresarios.
En los círculos pensantes se debate si la condonación de más de un billón de pesos de impuestos a precios actuales fue a título gratuito o hubo el pago de una comisión a los encargados de autorizar el perdón fiscal.
Ese billón de pesos no cubierto en gravámenes es un monto sobre utilidades, no sobre los ingresos brutos de los 7 mil 884 contribuyentes mayores, con relaciones cercanas con quienes mandaban en el país.
Las contribuciones era el saldo después de hacer las deducciones por gastos, incluyendo las facturas falsas, compradas a empresas “fantasmas” dedicadas a esas actividades ilícitas, propias de delincuencia organizada.
El beneficio no se otorgó a 68 millones 492 mil 116 contribuyentes: sólo a menos de ocho mil, ubicados en el segmento de más altos ingresos, precisamente los que menos necesitaban del perdón fiscal.
Los presidentes de la República tenían facultades para perdonar el pago de impuestos a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), pero no era obligación hacerlo, y menos a los más ricos.
En cambio a ninguno de los 38 millones 500 mil asalariados esos mandatarios les perdonaron un solo centavo del impuesto sobre la renta; inclusive se los descontaron antes de que recibieran su paga, y en muchos casos, como ocurrió en el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), en tiempos de Eruviel Ávila Villegas como gobernador, el descuento ni se entregó a la SHCP, y después se lo perdonaron al organismo, sin que nadie sepa dónde quedaron esos recursos que eran ingresos de los trabajadores.