Preocupante Bajo Crecimiento de la Economía Mexiquense; Nadie Soluciona la Situación

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PREOCUPANTE BAJO AUMENTO
DE LA ECONOMÍA MEXIQUENSE
EL PIB DEL PAÍS CRECIÓ POCO; EL ESTATAL, CAYÓ

La opinión pública se sacude, justificadamente, cuando ocurren delitos de alto impacto. Se conmueve y preocupa ante las expresiones más brutales de la delincuencia, lo cual explica el privilegio al reclamo de seguridad pública y la restauración de las condiciones indispensables para la convivencia armónica de los distintos sectores de la sociedad.
Por sus efectos perniciosos no percibidos en toda su dimensión, naturaleza y alcance, el comportamiento de la economía no recibe la misma atención, ni siquiera de los segmentos directamente perjudicados cuando el comportamiento de las actividades económicas pierde dinamismo y no se generan o se pierden empleos.
La economía del Estado de México registró en el segundo trimestre del año un desempeño por demás negativo; sobre todo, en el sector secundario, en las cuales la entidad había destacado mucho, con largos períodos a la vanguardia, como motor de la economía nacional, por el alto valor de los bienes y servicios producidos.
En el período abril-junio, últimos datos consolidados difundidos por el INEGI; es decir, de los resultados firmes, convalidados (como lo difundió este semanario en su anterior número), las actividades secundarias de la economía estatal: minería, manufacturas, construcción y producción de electricidad se desplomaron 9.2 por ciento.
Esta caída impacto negativamente al conjunto de la economía que, al finalizar junio de este año, a tasa anualizada, retrocedió 2.7 por ciento. El desplome del sector secundario afectó incluso el comportamiento del valor del producto interno bruto (PIB) de los estados del centro del país.
En una economía nacional con bajo creamiento (0.4 por ciento en el período examinado) no debe sorprender el escaso crecimiento del PIB de los estados, pero lo preocupante en el caso de esta entidad federativa es que el sector secundario de su economía retrocedió, cuando en las mismas difíciles condiciones y circunstancias generales de México otros estados crecieron, y algunos en forma extraordinaria.
En el sector secundario, Colima aumentó el valor de la producción de bienes y servicios en un 11.4 por ciento; Tlaxcala, 10.7 por ciento; y, Chihuahua, 7.2 por ciento. Estas economías aumentaron muy por encima no sólo del promedio nacional en las ramas de las actividades secundarias, sino inclusive superaron el comportamiento del PIB de China, la India y Vietnam, países campeones en esto del crecimiento económico.
A tasa anual también cayeron las actividades primarias (3.4 por ciento); y las terciarias, (0.3 por ciento); es decir, toda la economía estatal retrocedió, lo cual parece no preocupar a la clase gobernante, ni a las organizaciones empresariales. Tampoco a los partidos políticos y, menos, a las formaciones sindicales, como si no estuviéramos ante un grave problema de la economía estatal, con repercusiones desastrosas en las condiciones de vida de la mayoría, particularmente de quienes viven de vender su fuerza de trabajo y aun de quienes laboran en el sector informal.
La pérdida de dinamismo del PIB estatal debería generar un debate para conocer sus causas y buscarle solución; sobretodo, porque no hay expiación a lo sucedido, tomando en cuenta que el Estado de México forma parte con la Ciudad de México del mayor mercado de América Latina. Ninguna otra entidad federativa tiene esta ventaja.

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