Lo ocurrido en Torreón Coahuila, donde un menor asesinó a balazos a su maestra e hirió a seis personas más, evidencia la urgencia de reflexionar a profundidad, con responsabilidad y profesionalismo sobre las motivaciones de estas conductas. Muchos atribuyen a un afán imitador de lo que pasa en Estados Unidos.
Otros lo consideran un reflejo de la descomposición social y la desintegración familiar en nuestro país, pues el niño, quien además se quitó la vida después del atentado, vivía con su abuelo, que era el propietario de las dos pistolas utilizadas en el ataque.
Hay también quienes culpan y al escenario de la violencia e inseguridad pública dominante en el país de lo ocurrido en el plantel escolar privado al cual asisten niños de familias de altos ingresos, y otros creen que el descuido de los mayores en el hogar dio lugar al lamentable caso. Sin embargo, esta tragedia y otras no deben verse con simplismo, sino con seriedad y reflexionarse para encontrar las causas y extirparlas para evitar ocurran más hechos de este tipo.
El debate se centra en si deben o no revisarse las mochilas de los alumnos al ingresar a las escuelas. La verdad esta tarea deben hacerla los padres en sus casas, quienes deben vigilar que los pequeños no salgan armados, además de no dejar armas a su alcance.