DIME CON QUIEN TE JUNTAS, Y… Te diré de qué color eres. – Jairo A. Tell

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DIME CON QUIEN TE JUNTAS, Y… Te diré de qué color eres.
Jairo A. Tell

Alguna vez habrá de escribirse una nueva página en la historia de cómo las decisiones tomadas acabaron sepultando a los otrora partidos de mayorías y a la vez catapultaron la candidatura de Andrés Manuel López Obrador. De cómo convirtieron lo que se presentaba como una contienda cerrada entre tres, en una lucha electoral con un puntero que tomó amplia distancia y nunca la perdió aun cuando tenía todo en contra. Ni duda cabe, que en el mapa político cada uno de los territorios, cada una de las demarcaciones y cada circunscripción tenía dueño y pertenecía a un partido político en especial; así se formaron “el corredor azul”, “el corredor amarillo” y “el corredor tricolor” lugares en donde la influencia partidista no permitía el arribo de otras expresiones políticas; pero tampoco hizo lo posible por mantener la confianza ciudadana, por el contrario se alejaron del ciudadano, le ignoraron y ensoberbecidos inclusive le agredieron. Tontamente pensaron que ellos tenían la última palabra porque contaban con todos los medios de control gubernamental y de los medios “Maiceados”, mal llamados “Chayoteros”. Ello permitió el surgimiento de los llamados “Influencers” encargados de desmentir a los políticos y a las Fake News vía redes sociales, algo que funciono a las mil maravillas gracias a los Milenians, los bots, salieron a relucir y sus creadores o patrocinadores se han evidenciado. La partidocracia cayó víctima de sus propias mentiras y del autoengaño, faltos de creatividad creyeron que como en el futbol se gana solo con la camiseta; craso error pues la vida se encargó de volverlos a la realidad y darles una lección que nunca olvidaran pase lo que pase con el nuevo gobierno. Las estructuras formadas exprofeso para ganar contiendas debían garantizar su triunfo tan solo con el voto duro; pero las estructuras llamadas bases, se han sentido traicionadas con el nombramiento de los “dinosaurios” políticos de siempre (cartuchos quemados) que no garantizan para nada el triunfo. Dichas estructuras no operan a favor del partido, por el contrario le juegan las contras ante tal agravio. En el caso del PRI, el nombramiento de gente ajena al partido, ha significado que los equipos cercanos de los priistas de cepa queden marginados en la repartición del pastel. Otra cosa habría ocurrido si el candidato emergiera de sus propias filas. La realidad es que el aparato priista no ha respondió a las expectativas. Muchos opinan que lo mejor que le puede pasar al PRI es cambiar de siglas, de colores y de caras visibles. El nombramiento de Alito no garantiza la vuelta al escenario político del tricolor. Los eventos y mítines son otra de las estrategias mal armadas y determinantes en la derrota. Nunca, a nadie se le ha ocurrido templar cual es el alcance y la popularidad de sus candidato, continúan atiborraron los lugares con acarreados venidos de todas partes, vociferan a los cuatro vientos mentiras que luego reproducen en las redes sociales hasta lograr el hartazgo del electorado. Lo mismo ocurre en el PRD, muchos de sus miembros han emigrado a otras expresiones políticas, pero las tribus continúan resistiendo para no dejar el “hueso” ahí está el caso de los Chuchos y en el PAN con el agandalle de Marko Cortes y sus padrinos y la pretensión de otros panistas de apoderarse del blanquiazul. Pero, además, buena parte de la campaña mediática del muy “Limitado” Marko Cortes se ha concentrado en golpear sistemáticamente al gobierno, se esmeran en encontrar el prietito en el arroz y cuando no lo hay, lo fabrican contando con una profusa difusión a través de sus personeros en los medios de comunicación. El resultado es que los dos partidos tanto amarillos como azules han perdido la perspectiva. Independientemente de cuáles son las razones, hay un gran desgaste en su imagen, que acaba beneficiando a AMLO. Por ahora, los miembros de la partidocracia se aprestan a repartirse los despojos de sus respectivos institutos, necesitan pensar en una refundación y a armar bien la estrategia para embestir brutalmente al nuevo gobierno en las elecciones de 2021, a quien por cierto, ya le exigen cuentas, a poco más de un año de haber entrado en funciones. Ni hablar el que no quiso cuando pudo, no podrá cuando quiera y la historia registrara su falta de voluntad y sensibilidad, en fin. Todavía hay tiempo para los que quedan, siempre y cuando hagan las cosas bien y no cometan los mismos errores de siempre.

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