Planeaba el Gobierno Peñista Desmantelar la Industria Eléctrica Nacional: Querían Dejarle a la IP la Generación

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*Llegó a entregar concesiones para generar el 46% de la energía eléctrica.

De la redacción

Los gobiernos neoliberales, especialmente los de Felipe Calderón y, en forma más acentuada, de Enrique Peña Nieto, planeaban desmantelar casi por completo la industria eléctrica nacional.
Estaba previsto, y así lo indican las tendencias observadas en cuanto a la generación del fluido, bajar la producción de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a sólo el 16 por ciento en 2024, mientras el sector privado aportaría el 84 por ciento.
De acuerdo con información de la ahora denomina empresa productiva del Estado, una de las pruebas del abandono de la generación de luz es que habían desaparecido la Dirección de Planeación Estratégica, encargada de elaborar estudios, proyecto y aportar información para los planes y programas de expansión de la actividad de la industria eléctrica en el territorio nacional. Ya no la necesitaban en su estrategia.
En el pasado la generación y producción de energía eléctrica estaba ciento por ciento en manos del gobierno. La participación de particulares no se permitía por disposiciones constitucionales.
No obstante, los gobiernos neoliberales fueron modificando estas normas, hasta terminar por permitir que la iniciativa privada generara el 46 por ciento del insumo eléctrico, con tendencia al incremento y la retracción del Estado de la actividad. Los primeros cambios constitucionales autorizaron a particulares generar energía eléctrica para el autoconsumo; es decir, las grandes empresas producirían la que consumen.
Después se cambiaron las disposiciones constitucionales de la materia para permitir que generaran excedentes, con el compromiso de la CFE de comprarles ese fluido eléctrico que les sobraba. Se suponía que era un volumen residual, pero al último con otras modificaciones a la Constitución se les permitió producir cuanto quisieran.
La CFE quedó convertida en la práctica en un agente comercial de intereses económicos nacionales y extranjeros dedicados a genera energía eléctrica, especialmente a partir del sexenio de Felipe Calderón, cuyo malogrado secretario de Gobernación, Camilo Mouriño, gestionó los contratos desventajosos para los intereses del país.
A la par que aumentaba la generación de energía eléctrica por parte de la iniciativa privada, se reducía la de la CFE, porque debía comprar y comercializar la de los particulares, destacó la empresa productiva del Estado. Por eso se privilegió el área de comercialización y desaparecieron la de Planeación Estratégica.
Esta última fue restablecida, junto con el compromiso de no reducir la generación de luz eléctrica más allá del 54 por ciento ni aumentar el de la iniciativa privada más allá del actual 46 por ciento (muy alto si se compara que antes no estaba permitida su participación en esta actividad); sobre todo, porque ahora el gobierno está obligado a comprarles la que producen, con lo que está convertido en un cliente e intermediario cautivo para la comercialización, por contratos firmados a largo plazo, en perjuicio de los intereses y la seguridad nacionales y la economía de la población.

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