
*Pagaba CFE a empresas extranjera y mexicana para que llevaran su administración.
GABRIEL L. VILLALTA
La entrega de bienes públicos a empresas privadas nacionales y extranjeras durante el período neoliberal no sólo se dio en los recursos naturales como el petróleo, las minas, bosques y aguas, sino también en los aspectos estratégicos administrativos.
En este semanario se ha dado a conocer igualmente la venta de empresas públicas a precios de ganga a amigos de los poderosos, las concesiones carreteras, de puertos, aeropuertos, bancos, el espectro radioeléctrico, las compras y contratos de obras públicas con excesivos sobreprecios.
Todo ello, más la obligación de comprarle electricidad a empresas privadas, aunque para eso tuvieran que pararse las plantas generadoras de energía eléctrica propiedad del gobierno, formaron parte del extenso catálogo de modalidades de saqueo al patrimonio nacional, desde el gobierno de Miguel de la Madrid hasta el de Enrique Peña Nieto.
No obstante, se ignoraban otras formas de poner el gobierno federal al servicio de un reducido grupo de corporaciones empresariales del país y del extranjero: la privatización de la administración pública en áreas de importancia estratégica.
Sorprendieron las declaraciones del director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz, quien reveló que esa ahora denominada empresa productiva del Estado había dejado en manos de empresas privadas, del país y extranjeras nada menos que su administración.
Por estas actividades, que incluían el manejo de información delicada, de importancia estratégica para del sector energético, cobraban sumas estratosféricas, porque se trataba de beneficiar a los empresarios vinculados a los poderosos.
El funcionario, uno de los más criticados en los medios informativos, no precisó el año a partir del cual se incurrió en la privatización de la administración de la Comisión Federal de Electricidad.
Dio a conocer, eso sí, que fue difícil cancelar los contratos que en la materia tenía firmada la empresa bajo su conducción, por lo cual hubo que negociar para poner fin a esa anormalidad: un “outsourcing” en un área que genera información sensible de seguridad nacional.
LA RENTA DE 10 MIL VEHÍCULOS
La CFE desmintió la información que circuló con profusión sobre un presunto contrato de renta de 10 mil vehículos, muchos de ellos de lujo para sus directivos. Dio a conocer que en el organismo se aplica la política de austeridad, y el director general, Manuel Bartlett Díaz utiliza una unidad propia, no de la empresa y que él conduce.