
*Correcta la posición del CMB de oponerse a ese riesgoso despropósito.
De la redacción
Por regla general un boxeador profesional experimentado le gana con relativa facilidad a otro con menos combates. En realidad las tragedias en los encordados ocurren cuando un peleador de mayor calidad se enfrenta a uno de menor jerarquía. Suceden igualmente cuando un pugilista en el apogeo de su carrera combate con otro que ya va de salida y ha sido muy castigado.
El Consejo Mundial de Boxeo (CMB), fundado en México y dirigido por José Sulaimán hasta que falleció y, ahora, por su hijo Mauricio, expidió una serie de reglas para el rudo deporte, con el fin de proteger la vida de los boxeadores.
Esas normas humanizaron la actividad y evitaron la muerte de muchos peleadores, en un gran mérito y aportación del fundador del CMB. Con estos antecedentes es entendible la oposición del Consejo a la participación de boxeadores profesionales en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Los seguidores de todo el mundo siguen sin entender la decisión de la organización rectora del olimpismo de permitir los combates desiguales entre quienes ya están en el boxeo profesional y los amateur.
De no rectificarse, todos los esfuerzos realizados para proteger la vida de los pugilistas y los avances conseguidos retrocederán, porque precisamente las nuevas reglas expedidas por el CMB no se aplicarían a los peleadores olímpicos.
Enfrentar a boxeadores aficionados contra peleadores fogueados en el boxeo profesional constituiría un alto riesgo de desenlaces fatales o de nocáuts y conmociones cerebrales de pugilistas sin experiencia en el boxeo de paga.
Mauricio Sulaimán aduce, además, argumentos basados en las aspiraciones de los boxeadores amateur de competir en los juegos olímpicos, quienes se frustrarían sin son desplazados por compatriotas profesionales.
Existe ese inconveniente, pero no es lo más grave, sino el riesgo para la integridad y vida misma de los peleadores aficionados al combatir con rivales experimentados y profesionales.
Nada más es de imaginar lo que ocurriría en una pelea en la Olimpiada de Tokio entre un peso completo amateur, que nunca a peleado más que cuatro rounds y se enfrentara al campeón mundial de la división, Deontay Wilder, invicto en 45 combates, con 41 triunfos por la vía rápida.
Desde hace cuatro años, en la Olimpiada de Río, el Comité Olímpico Internacional autorizó estos combates, pero por fortuna no participaron campeones mundiales, como se espera ocurra ahora, si ninguna autoridad lo impide.
El CMB advirtió a sus campeones mundiales o clasificados en sus listas que serán suspendidos si participan en Tokio, lo cual es una decisión pertinente, que deberían seguir las otras organizaciones del boxeo mundial profesional, para proteger la integridad física y la vida de los boxeadores olímpicos. De lo contrario, los riesgos de tragedias estarán latentes en los cuadriláteros de la Olimpiada de Tokio.