*Los paseantes siempre son más a los que reportan las cifras oficiales.
DE LA CORRESPONSALÍA
Acapulco, Gro.- Las recientes vacaciones de fin de año y el primer ‘puente’ de este año probaron una vez más el enorme atractivo de este destino turístico de playa, preferido por las clases medias del país y especialmente de la Zona Metropolitana del Valle de México.
En las vacaciones de diciembre del año pasado, las autoridades reportaron una ocupación hotelera promedio del 94 por ciento en esta ciudad y puerto, Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco, pero los visitantes contabilizados y su derrama no fueron todos los paseantes.
Es grueso el número de turistas que viene y renta casas para hospedarse con toda la familia. No pocos alquilan grandes mansiones con varias familias amigas, por lo que no figuran en las estadísticas oficiales.
Ocurrió así ese fin de año 2019 y el primer fin de semana largo de 2020. Muchos paseantes de la zona de influencia de la Ciudad de México seguían en este paraíso después del “Día de reyes”; sobre todo, personas jubiladas, sin la obligación de reanudar actividades y también una cantidad importante estuvo allí el fin de semana pasado.
Este mercado que pudiéramos llamar “informal” de oferta de alojamiento ha crecido mucho, al grado de que ya preocupa a la organización de hoteleros, a pesar de que en las temporadas vacacionales se ocupa la capacidad instaladas de los inmuebles hoteleros casi al ciento por ciento, y no les afecta el alquiler de viviendas a visitantes.
Durante varios años, sobre todo los de mayor violencia en las calles, las clases media y media alta dejaron de visitar Acapulco y optaron por los destinos turísticos de Quintana Roo, sitio muy caro y al cual necesariamente debe viajarse en avión.
Sólo los estratos económicos de ingresos insuficientes para viajar hasta el Caribe mexicano siguieron viniendo, pero el mejoramiento en materia de seguridad pública, especialmente en el año pasado hizo reaparecer a las clases media alta y a las familias de altos ingresos, porque las bellezas naturales de la ciudad y puerto son incomparables.
Su clima y grandes períodos de sol constituyen el mejor imán para los turistas, como se vio en el reciente período de descanso, y como lo prueba el crecimiento de la oferta informal de hospedaje, surgida y fortalecida por la insuficiente inversión en grandes hoteles, que se resiente desde hace varios años.
En la contabilidad oficial de visitantes tampoco se incluye a las miles de familias que tienen casas de descanso en las colonias exclusivas del puerto, y que dejaron de vacacionar, pero ya volvieron.
A quienes les va bien con la vuelta de los turistas son los restaurantes, bares y discotecas, porque independientemente de si los visitantes llegan a hoteles, casas propias o al mercado informal de hospedaje, los jóvenes acuden a divertirse y comer.
Las mismas fondas de los mercados, donde cocinan muy rico, especialmente el pescado y otros productos de mar y venden muy barato, son favorecidos por los turistas de más bajos ingresos, que no llegan con mucho dinero e igualmente disfrutan de las bellezas naturales.