
*Los dos se acusan de cometer actos de corrupción, pero uno ya está fuera de la comuna.
De la redacción
En un hecho sin precedente que se recuerde en cuanto a la difusión de los motivos de una denuncia, el ayuntamiento de Ixtapan de la Sal cesó a su contralor municipal, por actos de corrupción y nepotismo. Este respondió y denunció públicamente que más bien es el edil quien comete esos delitos, al tener en la nómina a familiares políticos.
Miguel Ángel Méndez Pavón fue destituido del cargo por corrupción y nepotismo, según lo dio a conocer el presidente municipal sureño, Juan Antonio Pérez Quintero, después de la ceremonia de fijación del Bando Municipal. No obstante, en rueda de prensa el destituido adujo haber sido cesado por oponerse a la corrupción de su jefe y a la entrega de plazas a su parentela política.
En un caso que pasaría por anecdótico si no implicara la presencia de acciones que, precisamente, se buscan erradicar en todo el país por el gobierno morenista de la 4T. El ahora exfuncionarios de Ixtapan de la Sal fue cesado por presuntamente incurrir en delitos que debía evitar, combatir y denunciar.
Empero Méndez Pavón sostiene que el malo es Pérez Quintero, y lo responsabilizó de cualquier cosa mala que le pase al exfuncionario o a su familia, pues fue echado del gobierno municipal por combatir la corrupción y oponerse al nepotismo. Y presentó una denuncia formal en la Contraloría del Poder Legislativo.
Pérez Quintero consideró graves los actos de su excolaborador, porque dañaron al municipio y subrayó que fueron plenamente comprobados, lo cual “no podía tolerarse en un gobierno en el cual no tienen cabida”, porque se lucha contra la corrupción y por transformar a la demarcación.
No se conoce otro caso en el cual se hayan dado a conocer con precisión las causas del cese de un contralor municipal, como ocurrió con Méndez Pavón, ni que el sancionado denunciara a su vez a su exjefe de perpetrar los mismos delitos que a él le atribuyó para correrlo. Por lo general cuando se anuncia la salida de los funcionarios, no se explican los verdaderos motivos de la renuncia.
Los cesados se van sin acusar públicamente a sus exjefes, por lo cual jamás se conocen las verdaderas razones. Por ello, lo ocurrido en Ixtapan de la Sal es contrario a ese esquema y adquiere peso noticioso.
Y se potencia porque las contralorías municipales jamás han servido para evitar o denunciar la corrupción de los alcaldes, síndicos, regidores y altos funcionarios de designación en los ayuntamientos. Sólo muestran eficacia cuando se trata de actuar contra servidores públicos de ínfimo nivel.