1-Es necesario que las fundaciones destinadas a auxiliar a la gente pobre la integren quienes disponen de dinero suficiente y estén dispuestas a aportarlo a estas causas justas, porque hasta ahora no ha sido así en todos los casos. Una Fundación que atiende a mujeres con cáncer es privada, pero la atención médica, aun la más costosa, la cobraba al Seguro Popular.
Apoyar a los desvalidos con dinero público es fácil, de lo que se trata y se debe reconocer y agradecer es que los ricos apoyen con su dinero a las personas vulnerables.
2-En los primeros 18 años de este siglo proliferaron las fundaciones, pero de vivales quienes saqueaban al erario. Rosi Orozco es un claro ejemplo de ello. Arropada en su lucha contra la trata de personas, sus compañeras legisladoras panistas la acusaron de que era vividora y abusadora de fondos públicos, pero nada pasó hasta que llegó a la presidencia Andrés Manuel López Obrador.
Encontró que los anteriores gobiernos le habían entregado una lujosa mansión y otro no menos lujoso departamento en las zonas más caras de la Ciudad de México. Además, le daban contratos para sus empresas. Los inmuebles se los recogieron y no quería devolverlos, inclusive le dieron un plazo para que los desocupara. Este tipo de fundaciones deben ser erradicadas.