COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
SOLUCIÓN EN VARIOS PLANOS A VIOLENCIA DE GÉNERO:
CON PREVENCIÓN Y CASTIGO, Y CON EDUCACIÓN
En el país existe una especie de rebelión femenil contra la violencia ejercida por hombres en agravio de las mujeres y para exigir frenarla erradicarla y castigarla. Son demandas justas, pero su solución no será fácil, ni rápida, porque debe darse en varios planos y a corto, mediano y largo plazo. El Estado tiene la obligación de ofrecer seguridad pública a todos los gobernados y sus bienes. De eso no hay duda alguna, porque precisamente el Estado moderno surgió para construir las condiciones para la vida armónica de los individuos y sectores de la sociedad.
Las mujeres se desesperaron y perdieron la paciencia ante un entorno social y familiar agresivo, cuya manifestación más brutal y condenable son los feminicidios, muchos de los cuales perpetrados después de largos períodos de maltrato verbal y físico de sus parejas, al interior de los hogares, denunciados y no atendidos con oportunidad y eficacia por las autoridades competentes, inclusive desdeñadas las solicitudes de protección y justicia.
No puede desconocerse que los feminicidios en particular y las muertes violentas intencionales de mujeres, en general, las cuales son inducidas por sus parejas a desarrollar actividades delictivas, ocurren en un escenario de inseguridad pública, de violencia y derramamiento de sangre que incluye también a los hombres.
Sin embargo, el aumento de homicidios dolosos de mujeres, incluidos los feminicidios, fue mucho mayor que el de los hombres en los últimos cinco años, según lo dio a conocer el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero. Las muertes violentas intencionales de hombres se elevaron 35 por ciento en ese período, pero las de mujeres crecieron 137 por ciento; es decir, la violencia sanguinaria se ensañó más contra las féminas, por encima del promedio general.
Estamos hablando de la expresión más despiadada de las agresiones a las mujeres, pero no de la única, porque el problema incluye muchas modalidades, como el maltrato físico y verbal de los hombres contra sus parejas, la represión económica, el abandono de los hijos, para dejarles a las madres, muchas veces de ingresos precarios o sin empleo, toda la responsabilidad de mantenerlos, lo cual no impacta mediáticamente, pero es un problema descomunal para las víctimas y los menores, ajenos por completo al comportamiento desconsiderado de sus padres.
No se necesita un gran talento para entender que la solución de fondo y permanente a la violencia masculina contra las mujeres se dará cuando se fomente y arraigue una cultura del respeto, la solidaridad, la generosidad a los niños a todos sus compañeros y especialmente a las niñas desde el kinder, para continuar en toda la educación básica, la media superior y superior, lo que no se ha hecho con el énfasis necesario y si se incorpora a los programas educativos se hará con mucho retraso y cuyos resultados positivos necesitarán varios años para lograrse.
Antes esta realidad, la solución de corto plazo debe darse mediante la denuncia de la las víctimas del maltrato y amenazas de muerte, y la atención inmediata a las mismas por parte de las autoridades de la materia, lo que pocas veces ha ocurrido hasta ahora, como lo sostienen los grupos activos de mujeres que se manifiestan en las calles.
El Estado tiene la obligación de proporcionar seguridad a todos y particularmente a las mujeres en el transporte, las calles, los centros de trabajo, los comercios, las instalaciones educativas, parques, jardines y sitios deportivos y de recreación, y procurar e impartir justicia a las víctimas, pero hay un serio problema y limitaciones para evitar la violencia intrafamiliar, porque no puede actuar en el interior de los domicilios. Lo que puede y debe hacer es alentar las denuncias de maltrato físico y verbal, de amenazas de muerte y atenderlas con celeridad y eficiencia.
