
*Preferible precaución de más, que de menos. *Ruindad opositora ante la pandemia.
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GABRIEL L. VILLALTA
Las medidas puestas en marcha por las autoridades federales y estatales para reducir al mínimo posible el contagio del coronavirus parecen excesivas; no obstante, en materia de salud prevenir de más siempre será mejor a la precaución insuficiente, como sentencia la sabiduría popular, según lo recuerda este semanario.
En estas circunstancias parece ruindad de la oposición de derecha sostener que las autoridades federales reaccionaron tardíamente de cara a la pandemia, cuando la propia ONU, a través de su agencia de la materia, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización Panamericana de Salud (OPS) reconocieron que México fue el primer país del mundo en adoptar medidas para disminuir el contagio del Covid-19.
Esta es la explicación al bajó número de casos de personas afectadas -al cierre de esta edición de “El Espectador”- y a que más de tres semanas después de detectado el primer caso solo se había registrado un deceso, a pesar de las noticias falsas sobre la muerte de un empresario. En Estados Unidos eran aproximadamente 77 muertos; en Italia, cerca de dos mil. Y aún con esas cifras, aquí el PAN intenta obtener beneficios políticos acusando de irresponsable al gobierno de la 4T.
Por lo pronto, las clases se suspendieron, se cancelaron actos multitudinarios y hasta los torneos del futbol quedaron paralizados, y se recomendó a los mexicanos reforzar la higiene y guardar distancia de otras personas para evitar el contagio y reducir el ritmo de expansión del virus.
Lo que ocasionará el coronavirus, además de enfermos y posiblemente fallecimientos en México, será una reducción del ritmo de recuperación de la economía mundial y mexicana, si no es que el planeta caerá en la recesión, por la disminución de las actividades económicas.
En el caso de México, ya enfrentaba serios problemas por el boicot de la mayoría de la élite empresarial: deliberadamente dejó de invertir para exigir el restablecimiento de sus privilegios, como la condonación de impuestos, las concesiones, los contratos de obras y compras con sobreprecios, incluso la facturación por ventas “fantasmas”, más un entorno económico internacional adverso, como lo ha comentado “El Espectador”.
A estos factores adversos se sumó la especulación y caída de los precios del petróleo en el mercado internacional, las maniobras del capital financiero mundial destinadas a obtener ganancias de la pandemia de coronavirus, mediante la caída de las bolsas de valores y la devaluación de las monedas, como ocurrió con el peso.
Derrumban el valor de las acciones en las bolsas, luego las compran baratas, para ganar tan pronto recuperen sus cotizaciones y obtener más lucro, como es el objetivo de sus maniobras especulativas a escala mundial, como ocurre con la devaluación de las monedas y la caída de los precios del petróleo.
La combinación de estas condiciones constituirá un descomunal reto para el gobierno de la Cuarta Transformación y, particularmente, para el presidente Andrés Manuel López Obrador, porque la recuperación de la economía será más lenta, de acuerdo con un análisis de “El Espectador”.
Lo deseable es que la sociedad acate las recomendaciones de las autoridades de salud, para contener o mitigar el ritmo de crecimiento del virus y evitar desenlaces fatales.