DESIGUALDAD Y EXPLOTACIÓN
DESNUDADAS POR CORONAVIRUS
PAÍSES AFRICANOS EXPLOTADOS POR EL SISTEMA
COLONIAL, LOS MÁS VULNERABLES ANTE COVID-19
Al cierre de esta edición de “El Espectador” sólo un reducido número de países estaba libre de la pandemia del Covid-19, y era deseable que se mantuvieran en esa condición. No obstante, parecía extremadamente difícil evitar el ingreso y propagación del virus, pues no existían factores poderosos para alimentar el optimismo.
Como todos sabemos, en estos momentos el principal foco de contaminación del coronavirus en el mundo se encuentra en Estados Unidos, el país con mayores estragos en la salud de su población y economía. El día 19 los muertos se acercaban a los 40 mil y los empleos perdidos se enfilaban a alcanzar los 25 millones, en una crisis no padecida por la potencia económica, militar y tecnológica desde la Gran Depresión.
Con todo y lo desastroso que resultó y sigue resultando el Covid-19 en la vecina nación del norte, ésta dispone de recursos para hacerle frente: su producto interno bruto anda o andaba por los 22 billones de dólares anuales (el de México no llega al billón de dólares), y tiene mucha tela de donde cortar.
Los daños del virus serán más desastrosos en términos de atención médica en los países africanos y asiáticos que fueron colonias de Francia, Inglaterra y Portugal, por las condiciones miserables en que se encuentran, producto del saqueo despiadado de sus recursos naturales y poblaciones.
Después de liberados no han podido encauzarse por la ruta del desarrollo económico con equidad, porque adicionalmente las metrópolis también dejaron la corrupción como herencia, combinada con la ineptitud, el analfabetismo, la desnutrición y la ausencia de posibilidades de superar el atraso.
Esto se expresa en toda su brutalidad en los sistemas de salud; sobre todo, en la disponibilidad de camas de hospital, indispensables para aislar y atender en condiciones óptimas a quienes se enfermen de gravedad por el coronavirus, como lo indican las estadísticas sobre el tema, difundida en este número de “El Espectador”.
Los países desarrollados, incluyendo a los afectados severamente por la pandemia, cuentan con robustos sistemas de salud, con un elevado promedio de camas hospitalarias por cada mil habitantes. Alemania tiene 8.3 camas por cada mil habitantes; Francia, 6.5; Japón, 13.4; y, Mónaco, 13.4, camas por cada mil pobladores.
En esas mismas condiciones favorables se encuentran las naciones que formaron parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y todos los países de Europa Oriental y Central que integraron el sistema socialista, enlistadas en la nota principal de portada de este número de “El Espectador”.
En contrapartida, los casos lamentables lo representan las excolonias francesas, inglesas y portuguesas en África y Asia, con los extremos de Malí, con sólo 0.1 cama de hospital por cada mil habitantes; Madagascar, con 0.2; y otros numerosos países excolonias que no llegan a una cama por cada mil pobladores. Nada más es de maginar lo que ocurrirá si estos países son afectados por el Covid-19 con la misma agresividad y letalidad como en Italia, España o Estados Unidos. Así de depredador ha resultado el modelo neoliberal en las naciones pobres.