El Regreso a Clases y las Escuelas Privadas – Augusto L. Robles

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El Regreso a Clases y la Nueva Normalidad
¿Qué Pasará con las Escuelas Privadas?
(Primera Parte)

Augusto L. Robles

Como muchas familias mexicanas han podido constatar en las más de siete semanas que llevamos de cuarentena en el país, las empresas menos solidarias con los hogares son las escuelas privadas: redujeron costos de operación por la pandemia, al suspender las clases presenciales e impartirlas en línea, han detenido sus gastos de mantenimiento, pues el encierro ha obligado incluso a suspender las labores de limpieza y trabajos menores diarios en los edificios; es más, se sabe de casos en los cuales han cesado al personal académico encargado de actividades extracurriculares -por ejemplo clases de danza, artes, teatro, etc.-, además del recorte en sus facturaciones de luz, agua y otros servicios (exceptuando el de internet, que insisten, ha crecido con la nueva oferta educativa) y la cancelación de servicios subcontratados como el de seguridad. Y aún pese a esa caída en sus costos y gastos de operación no quisieron hacer descuentos en las colegiaturas, como pudieron hacerlo.

El recorte de sus gastos lo convirtieron en ganancias adicionales, en lugar de apoyar a los padres de familia con una disminución de sus pagos mensuales. Sobre todo tomando en cuenta que muchas escuelas requieren para el aprovechamiento de sus trabajos de enseñanza en línea el apoyo indispensable de las madres y los padres, quienes se han convertido de hecho en los maestros de sus hijos, o en auxiliares educativos cuando menos; es decir, están ahora trabajando para que los pequeños aprendan lo que ellos pagan para que las escuelas les enseñen.

Esta insensibilidad y excesivo afán de ganancias es más reprobables porque no pagan muchos de los impuestos que el resto de las empresas debe cubrir, pues aducen que no son instituciones con fines de lucro, pero una auditoria a sus ganancias o incluso el simple sentido común puede indicarnos todo lo contrario.

Es una situación que algunos han llevado ya a las oficinas de Procuraduría Federal del Consumidor, donde la recomendación ha sido seguir pagando las colegiaturas en tanto dure la contingencia y buscar después un acercamiento con los dueños de las escuelas, algo que no ayuda en nada a los hogares que han visto un drástico desplome en sus ingresos, como las familias que dependen del comercio o las actividades suspendidas por el covid-19.

Sin embargo, la situación se agravará ahora que las autoridades han presentado su plan para el regreso a la ‘nueva normalidad’ como han llamado al reinicio de las actividades sociales, económicas y educativas afectadas estas semanas. Y más si se toma en cuenta que las actividades escolares podrían ser las últimas en retornar a su ciclo normal de acuerdo con el semáforo presentado esta semana. En esa misma dirección está el anuncio de varios gobernadores de que este ciclo escolar se terminará en línea, tanto para instituciones públicas como privadas. Y más allá, incluso han dicho que no se volverá a las aulas en tanto no se tengan las condiciones sanitarias, dejando el plazo abierto a la imaginación.

No se prevé que las autoridades federales vayan a intervenir en el asunto del descuento en las colegiaturas, pues finalmente se trata de una cuestión entre particulares; sin embargo sí deberían replantear el régimen fiscal de privilegio de estos negocios, pues  estas muestras antisolidarias con sus clientes hacen notar claramente que sus fines son las ganancias, y en ello mienten para disfrutar de privilegios fiscales, una forma de evasión disfrazada de altruismo como tantas otras que ya ha combatido el régimen de la 4T. ¿Qué tal si sí fueran empresas de lucro y se las tratara como tal? (Continuará)

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