
*Expertos habían anticipado una caída de los ingresos públicos en el primer trimestre.
GABRIEL L. VILLALTA
Le fue bien al gobierno de la República en materia de ingresos en el primer cuatrimestre del año. Y con ello, a las entidades federativas y municipios, cuyos presupuestos se financian en un alto porcentaje con las participaciones y aportaciones del gobierno federal.
Los expertos habían anticipado una caída en las recaudaciones ante la combinación de los efectos negativos de la pandemia de Covid-19 y el escaso dinamismo de la economía nacional, presente desde el año pasado.
No obstante, el Sistema de Administración Tributaria (SAT), dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), reportó un incremento de los ingresos públicos en los primeros cuatro meses del año.
Las contribuciones correspondieron a meses con presencia del coronavirus, y aun así mejoraron en términos reales un 6.0% en comparación con el mismo período de 2019; es decir, descontando la inflación.
Desde la SHCP atribuyen lo anterior a una mezcla de factores favorables para la hacienda pública, entre ellos el convencimiento de los grandes empresarios de que ya no habrá perdón en el pago de impuestos, pues al principio creían se trataba de una simple declaración con fines demagógicos.
La obligación de pagar es real, tanto que por ley el presidente de la República y el titular de la SHCP no pueden condonar los impuestos sobre utilidades a las empresas, como ocurría hasta el 30 de noviembre de 2018.
Estos beneficios otorgados en forma discrecional por los mandos de esa dependencia sólo los obtenían los grandes empresarios, con vínculos de amistad o complicidad de los poderosos, y aun cuando en el sexenio anterior los gravámenes no cobrados sumaron billones de pesos, sólo favorecieron a poco más de 8 mil de los más de 64 millones de contribuyentes; es decir, a las empresas de los más ricos, incluyendo a extranjeros.
La supresión de esas facultades legales los convenció de que es mejor pagar que esperar un perdón que nunca llegará, mientras los adeudos fiscales crecerían por multas, intereses y recargos; además, les sobra dinero para cumplir con sus responsabilidades con el fisco.
Otro factor fue la certeza de que los impuestos no serán robados por el gobierno. Cuando los funcionarios corruptos se apropiaban de las contribuciones había rechazo a pagarlas, lo cual no ocurrirá ahora. Adicionalmente, las empresas medianas, pequeñas y microempresas siempre pagaban, y ahora lo hacen con mejor disposición.
Es previsible que los ingresos públicos se reduzcan en el segundo cuatrimestre, fundamentalmente por la caída de los precios del petróleo y de las actividades económicas por la fase más agresiva del coronavirus, pero según los especialistas de la SHCP, el buen resultado del período enero-abril atenuará los efectos negativos de la pandemia en cuanto falta del año.