
*Es un hombre respetable que cometió graves errores en la tercera edad.
De la redacción
José Narro Robles es de esos hombres respetables que ya en la tercera edad cometen errores inexplicables, que les merman su prestigio. Como funcionario de la UNAM y después como rector de la misma, construyó prestigio académico, que no empañó su priismo confeso.
No obstante, sin necesidad porque tiene un buen patrimonio y altos ingresos asegurados, aceptó incorporarse al gabinete presidencial de Enrique Peña Nieto, en un área que registró un descomunal nivel de corrupción.
Narro Robles sostiene que no fue corrupto en un gobierno caracterizado por la alta corrupción, y quienes lo conocen le creen, pero su error fue no haber denunciado los actos de esta naturaleza que condujeron al desmantelamiento del sistema nacional de salud y dejar sin concluir más de 300 instalaciones médicas y no reparar las dañadas por los sismos del 2017.
Otro error político que le atribuyen los analistas consistió en haber perdido el sentido de la realidad y pensar que el grupo de neoliberales rapaces lo iban a dejar que fuera el candidato presidencial del PRI para el año 2018. No fue tomado en cuenta.
Ya encarrerado en eso de cometer errores políticos, se aventuró a buscar la dirigencia nacional de su partido, cuando aun con décadas de militancia jamás había estado vinculado con las bases de esa organización política, ni tenía trabajo partidista: estaba desempleado y no podía destinar fondos públicos para indebidamente destinarlos a su campaña doméstica. Llegó al fracaso, innecesariamente.
Ahora que quienes fueron colaboradores cercanos de Peña Nieto guarda absoluto silencio y tratan de pasar desapercibidos por el sello que traen, Narro Robles está empeñado en descalificar la estrategia del gobierno de la República para enfrentar la pandemia de coronavirus. Lo hace precisamente cuando todas las miradas están puestas en las ruinas en que entregó el sistema de salud y la alta corrupción en el mismo. Es triste su papel; sobre todo, porque sólo gana que se recuerde su mala gestión.