Mutaron Medios Informativos, Ahora son Oposición

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MUTARON MEDIOS INFORMATIVOS DE SER PARTE DEL
APARATO DE DOMINACIÓN IDEOLÓGICA A OPOSITORES
MAXIMILIANO CASTILLO R.
(Primera parte)

Por ser popular la frase de que una mentira repetida muchas veces puede convertirse (tomarse) en verdad, pronunciada por Joseph Goebbels, principal propagandista del régimen nazis, muchos creen que éste creó lo que se conoce como aparato de dominación ideológica de Estado.
No es así. Ya Carlos Marx en su teoría de las superestructuras de una etapa o fase del capitalismo ubicaba a los medios informativos, juntos con otros componentes: sistemas educativo, jurídico, político, familiar, religioso y cultural, como parte fundamental del aparato de dominación ideológica. El tema fue actualizado por el filósofo francés Louis Althusser (nacido en Argelia cuando era colonia de Francia), quien lo denominó “aparato ideológico de Estado”.
De acuerdo con la definición de los dos grandes pensadores, los medios informativos (conocidos antes con el nombre genérico de prensa) forman parte de los mecanismos de control de gobernados, establecidos por los gobiernos (como sinónimo de Estado) y distintos al del uso del monopolio legítimo de la fuerza.
Si esto se conocía ya en los tiempos de Marx, cuando no existían los medios informativos electrónicos y digitales, ahora son más eficaces como parte de importancia estratégica del aparato de dominación ideológica, porque inducen o claramente imponen una serie de creencias, visión del mundo y de la vida, comportamientos, gustos, modas y adhesión a las posiciones del Estado y de los intereses políticos y económicos dominantes en determinado momento.
En México tenemos ejemplos claros de decisiones relevantes de gobierno, cuyas consecuencias fueron desastrosas para la comunidad nacional, y que precisamente, por el aparato de dominación ideológica del Estado fueron consideradas benéficas en su momento, como fue el caso de la privatización de bienes públicos.
Fueron igualmente los casos de la supresión de tres ceros a los billetes; la conversión de deudas de los más ricos del país en deuda pública para que la pagáramos todos los mexicanos, la reforma para dejar de tipificar como delito grave a la corrupción y dejarlo en no grave, la acumulación de grandes fortunas de gobernantes y funcionarios públicos, a quienes se les admiraba, no se condenaba, ni se les rechazaba socialmente.
La privatización del sistema de pensiones no fue siquiera motivo de debate, como no lo fue el cambio constitucional para permitir la participación privada en la explotación del petróleo. En todos estos casos los medios informativos, como parte del aparato de dominación ideológica apoyaron y legitimaron esas medidas, cuyas consecuencias las padecemos ahora todos los mexicanos, con excepción del reducido número de beneficiados y los funcionarios corruptos que tienen dinero para diez generaciones.
En todos los casos fue muy eficaz el aparato de dominación ideológica del Estado Mexicano para convencer de la bondad de sus decisiones. Y los medios informativos estuvieron a su servicio, como parte de la superestructura de que hablan los pocos marxistas que quedan. Todo cambió a partir del primero de diciembre de 2018.

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