*Enemigos de la cuarta transformación han insistido en que hay 3 veces más muertes.
De la redacción
La campaña dolosa contra de desprestigio y desgaste en los grandes medios informativos contra el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, no se detiene ante nada y si no encuentra motivos fundados para criticar y sobredimensionar los problemas, los inventa.
En el caso de la pandemia de coronavirus los medios informativos buscan restarle credibilidad a la información estadística oficial que difundida todas las tardes sobre el número de enfermos y fallecimientos por el virus.
Una de las tácticas que han utilizado ha sido sostener que las muertes son hasta tres veces mayores a la cifra dada a conocer oficialmente en las conferencias vespertinas del subsecretario de Prevención y Fomento a la Salud de la Secretaría del ramo, Hugo López-Gattel Ramírez, quien expone el comportamiento del Covid-19, con datos de las unidades médicas de los sectores público federal y estatales y privado.
De acuerdo con esta suposición, cuando los decesos sumaban 6 mil en la estadística oficial, en realidad habrían ocurrido 24 mil. El ataque, sin bases científicas, verdadera ocurrencia irresponsable, útil para tratar de distanciar al gobierno de la población, no reflexiona sobre la imposibilidad de ocultar 18 mil muertos.
Mucho menos reparan en que el posible sub registro no puede rebasar el 10 por ciento del número de los casos confirmados, y esas muertes sospechosas de ser por el virus se dan a conocer todos los días en la conferencia vespertina de López-Gattel Ramírez.
Los periodistas, que coincidentemente son los mimos que fueron “balconeados” por cobrar millones de pesos al mes en la presidencia de la República en el sexenio de Enrique Peña Nieto, por “construcción de imagen”, no quieren al vocero de la estrategia contra el Covid-19, porque se ha atrevido a decirles que mienten y lo hacen a propósito, porque les aclara sus dudas, pero publican cuanto quieren, no la información proveniente del equipo científico involucrado en esa lucha. La mala fe es evidente.
