¿Quién le puede decir que no a Donald Trump?
Augusto Lozano Robles
Los Estados Unidos de Norteamérica son la principal potencia económica y militar del mundo, tal vez no lo vayan a ser por mucho tiempo más, según lo consideran algunos analistas internacionales, o tal vez sí. Lo cierto es que desde hace ya varias décadas son el principal socio comercial de nuestro país y la relación entre ambas naciones, complicada, con fricciones y altibajos es prioritaria para el futuro económico y social de 120 millones de mexicanos aquí y otras tantas decenas de millones en la unión americana.
El jefe del ejecutivo norteamericano dicta, a través de su política interior y exterior, el futuro de México, nos guste o no.
El presidente Andrés Manuel López Obrador recibió la invitación de Trump para visitar la Casa Blanca, lo hará en el contexto de la firma del T-Mec, pero también en medio de las campañas políticas presidenciales allá. La opción de rechazar esa invitación, en realidad, no existe para nuestro presidente. Sin embargo, la oposición a la 4T, e incluso algunos de sus seguidores, critica el viaje, no parece entender, o deliberadamente omite en sus quejas la importancia que los Estados Unidos tienen, han tenido y tendrán en la vida política, económica y social mexicana.
Donald Trump es un político controvertido, se le acusa de racista, xenófobo, antimexicano y un largo etcétera de rasgos personales que, vistos así, hacen difícil explicar cómo es que llegó al puesto de mayor poder formal en el mundo y le han ganado el repudio abierto y velado de varios mandatarios mundiales.
Quizá las autoridades de países avanzados y con economías líderes a nivel planetario podrían darse el lujo de rechazar una invitación de Trump, pero también hay que reconocer que a muchos de ellos el inquilino de la Casa Blanca simplemente no piensa invitarlos a evento alguno en cuanto resta de su mandato, sean seis meses o cuatro años y medio más.
Y aunque se trate de una invitación a la boca del lobo, si alguien le puede decir que no a Trump, ese no es el presidente de nuestro país, simplemente no le conviene a López Obrador ni a México ni siquiera a los opositores a la 4T hacerle un desaire al presidente norteamericano. Así de simple, y no tiene caso hacer polémica al respecto.