COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LUCHA POR EL PODER: NUNCA LA ULTRADERECHA
DESPLAZADA SE RESIGNA A PERDER PRIVILEGIOS
En ninguna parte del mundo y en ninguna época la ultraderecha empresarial se resigna y acepta la pérdida de sus privilegios cuando el régimen que la favorece es desplazado del poder. No importa si es por la vía pacífica o armada. No se queda cruzada de brazos. Siempre intenta recuperar por cualquiera de esas modalidades de lucha lo perdido. Y en no pocas ocasiones lo ha conseguido.
México no es la excepción; al contrario, España y los criollos empresariales partidarios del régimen colonial no se conformaron con perder su condición de clase dominante. Y por ello no reconocieron la Independencia e intentaron infructuosamente la reconquista. No fue sino 15 años después cuando se dieron por vencidos: se convencieron de la inutilidad de sus esfuerzos.
La destrucción del régimen dictatorial porfirista igualmente no representó la derrota definitiva para la ultraderecha de entonces: conspiró, traicionó y derrocó al gobierno democrático de don Francisco I Madero. Afortunadamente el restablecimiento del grupo porfirista duró poco, pero la tragedia del maderismo ilustra claramente como la ultraderecha siempre busca la restauración de sus privilegios.
Además, no es escrupulosa en cuanto al método para recuperar lo perdido. Si no puede ganar una elección, recurre a los golpes de estado, de lo cual son ejemplos claros la Guatemala de Jacobo Arbenz; el caso Salvador Allende, en Chile y los “cuartelazos” de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú y otros países latinoamericanos víctimas de intervenciones militares con derramamiento de sangre.
De la misma forma conquista o reconquista su dominio por la vía electoral cuando hay o construye las condiciones para ello, como ocurrió su vuelta al poder en Argentina (lo volvió a perder), Chile y Ecuador. Pero en los últimos años han perpetrado golpes de estado, como el de Bolivia contra Evo Morales, apenas el año pasado.
Con estos antecedentes no debe sorprender que la ultraderecha empresarial, su brazo político -los partidos políticos ahora minoritarios- y sus grandes medios informativos conspiren para frustrar al gobierno de la cuarta transformación y construir las condiciones para el restablecimiento del neoliberalismo corrupto, del que fue la principal usufructuaria y el cual le permitió con cargo al patrimonio nacional su insultante enriquecimiento.
No descansan ni en la pandemia en sus afanes, que en algunos grandes empresarios incluyen el golpismo y el boicot a la economía, para volver a lo de antes. Y es que el presidente López Obrador, Morena y sus aliados ganaron la elección presidencial y las legislativas, pero no el poder verdadero, que el neoliberalismo transfirió al gran capital y a los dueños de la riqueza del país.
Esa lucha apenas comienza, y si no lo entiende así el mandatario, su partido, sus aliados y seguidores, enfrentarán problemas, porque apenas viene lo fuerte de la lucha por el verdadero poder y el abrumador respaldo popular del presidente es desorganizado y, por lo mismo, desarticulado, con todo lo desventajoso que eso resulta en condiciones como las actuales en México.