
*La insuficiencia de cajas abiertas provoca grandes filas, con riesgo de contagios.
De la redacción
Los bancos de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca (ZMVT) proceden con irresponsabilidad frente al problema de la pandemia de Covid-19, justo cuando más urgencia existe de medidas para evitar su propagación, propician la concentración de numerosos grupos frente a sus instalaciones.
Contra toda lógica, cerraron sucursales, y las dejadas en funcionamiento redujeron el número de cajeras y cajeros, como medidas de protección, pero a sus ganancias, no a su personal, ni a los clientes, como debió ser para evitar los contagios del nuevo coronavirus.
Un recorrido de “El Espectador” por estos establecimientos bancarios se encontró esta realidad, ante la indiferencia de las autoridades de la materia para obligarlos a adoptar medidas indispensables para evitar la congregación de grandes grupos.
Los bancos no tienen prácticamente personal propio: casi todos los empleados pertenecen a las empresas conocidas como “Outsourcing”, por ello al disminuir su número por la pandemia están ahorrando dinero en el pago de personal.
En lugar de incrementar el número de cajeras y cajeros para agilizar la atención a los clientes y reducir el número de clientes atendidos en cada ventanilla, tomaron dos medidas contrarias a la conveniencia, salud, vida y de los intereses de los usuarios de sus servicios.
Con el cierre de algunas de sus sucursales se cancela la posibilidad de dispersar a los clientes, medida indispensable para disminuir los riesgos de contraer el Covid-19, como lo indica el sentido común. Obliga a los cuentahabientes y público en general a congregarse y saturar las sucursales abiertas.
Y al reducir las cajas, hizo más lenta esa atención, con el consiguiente mayor tiempo perdido en las filas en las calles y el aumento del riesgo de contagio entre los clientes y el reducido personal. El riesgo está presente y es mayor por la irresponsabilidad igualmente de los usuarios, los cuales no siempre respetan la distancia que deben guardar unos de otros para reducir el peligro de infección del virus.
Hicieron justamente lo contrario de lo que recomienda la estrategia de combate al coronavirus, que consiste en evitar la reunión de muchas personas por mucho tiempo y procurar la sana distancia entre ellas.
En lugar de dispersar a los usuarios entre las sucursales y evitar que éstos permanezcan mucho tiempo en las calles haciendo fila, hicieron más lento la atención reduciendo el número de cajeras y cajeros, aumentaron el tiempo de permanencia en las instalaciones y el riesgo de contagio de su personal y de los clientes.
Es decir, no disminuyeron los riesgos de contagio como debieron hacerlo, sino que los incrementaron con medidas que les representarán ahorros en personal, pero a costa de elevar el peligro de contagio a los clientes y público en general, que utiliza sus servicios.