CARLOS HUGO GONZÁLEZ
Por ELEAZAR FLORES
Hombre de estudio, anti solemne y escrutador
Sin presunción, pues lo primero que evidencio es mi juventud acumulada, a Carlos Hugo lo conocí niño, a sus papás maduros, en especial Carlos Héctor, el de la melena inconfundible, pero con la característica del chileno preparado, inquieto, crítico agudo e inteligente difícil de contradecirlo.
Desde niño, Carlos Hugo fue inquieto y acompañaba a su papá a El Noticiero, allá en Lomas Altas donde, seguramente terminaba sus tareas escolares, pero siempre ojeando periódicos. Ignoro los días en que le entró el interés por el periodismo, pero posiblemente por su estrecha amistad con Eduardo Osorio, conocido por sus allegados como “Solomillo”.
Ya en El Sol de Toluca, parecía ruta inequívoca para dedicarse a la segunda profesión más antigua del mundo. Si, pues de la primera no se sabría sin la existencia de la segunda.
Carlos Hugo empleó su juventud al estudio sin mayores desviaciones o entretenimientos propios de todo joven veinteañero, poco antes o poco después
Tanta fue su dedicación al estudio que logró hacer tres o cuatro licenciaturas, muchas de ellas superadas con maestrías, principalmente de Ciencias Sociales. Tomando en cuenta su grado de preparación, su campo natural de desarrollo fue la Universidad Autónoma del estado de México, su Alma Mater como de muchos de nosotros.
En una ocasión Carlos Hugo me metió en un brete, pues un destacado político me pidió localizarlo a la brevedad posible. Conociendo al político, literalmente hice circo maroma y teatro para encontrar a Carlos Hugo en alguna oficina universitaria, sus teléfonos y “para que tanta prisa me extraña”, me contestó. Le dije que se enteraría cuando le hablara el político y, así fue.
No obstante que las líneas son para Carlos Hugo, no puedo olvidar a su padre, con el que conviví los cuatro años que trabajé en El Noticiero de don Carlos Garduño Torres y dirigido por el maestro Inocente Peñaloza García.
