Coordenadas Políticas – Macario Lozano – Deserciones, purgas y pugnas entre radicales

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COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
DESERCIONES, PURGAS, PUGNAS ENTRE RADICALES
Y MODERADOS, PROPIAS EN PROCESOS DE CAMBIO

Cuando triunfó la Revolución Cubana y Fidel Castro Ruz no se declaraba socialista, en una reflexión colectiva sobre la posición que esperaban de Estados Unidos frente al cambio radical de régimen, uno de sus compañeros de arma del líder revolucionario se mostró optimista. Expuso: nos apoyará, porque si el dictador Fulgencio Batista le daba cien concesiones, nosotros podemos darle 105.
Planteaba limitar los alcances del triunfante movimiento armado, cuya conducción la tuvieron siempre los jefes radicales. La posición del pro-estadounidense no encontró eco, y fue uno de los primeros en abandonar al gobierno revolucionario, para después de un tiempo convertirse en un implacable crítico de Castro, especialmente cuando se instaló en Estados Unidos, donde vivió por décadas y murió hace unos años.
El caso ilustra claramente las situaciones que se presentan al interior de un movimiento transformador de modos de gobernar y actuar. En la medida en que se avanza y la clase que desplaza a la anterior define sus objetivos prioritarios, rumbo y alcance de los cambios buscados, surgen los desacuerdos entre quienes demandan acelerar los cambios y quienes tratan de moderar los procesos.
En el caso de México, Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador, en realidad la estrategia no es radical por cuanto no busca instalar un régimen anticapitalista, sino sencillamente construir un gobierno libre de corrupción, de ineficacia y de privilegios para el reducido número de dueños de la riqueza nacional, en el marco de una economía de mercado, con crecimiento y equitativa distribución del ingreso, en un combate a la pobreza, pobreza extrema, búsqueda de justicia social y mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
Aun así, en el partido mayoritario y el equipo de colaboradores del mandatario se perciben ya desacuerdos, que no ponen en riesgo a la cuarta transformación, pero dan material para las críticas de la oposición, que sobredimensionan las cosas con el fin de buscar de verdad fracturas y divisiones en el grupo gobernante, de cara a las elecciones legislativas federales, de gobernadores, diputados locales y ayuntamientos del próximo año, en las cuales busca recuperar parte del terreno perdido.
No se necesita mucha perspicacia para entender que esas diferencias al interior del Poder Ejecutivo y del Movimiento de Regeneración Nacional no tienen como protagonistas a un bando radical y otro moderado, sino entre un grupo moderado y otro menos moderado, pues los espacios de poder no están en manos de radicales: no lo es López Obrador, ni sus colaboradoras y colaboradores, ni Ricardo Monreal, ni Mario Delgado, ni Alfonso Ramírez Cuellar, ni Martín Batres, ni Muñoz Ledo.
Las discrepancias son más bien sobre el ritmo en que deben aplicarse los cambios; lo que no incluye la instauración de un régimen anticapitalista. Con todo, este movimiento no está exento de deserciones, purgas, exclusiones y traiciones aisladas.

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